Miles de simpatizantes en el entierro de un asesino islamista en Pakistán

  • Decenas de miles de simpatizantes de un islamista ejecutado por el asesinato de un político reformista paquistaní se congregaron este martes con motivo de su entierro en Islamabad, donde la policía teme incidentes violentos.

Miles de agentes estaban desplegados en la capital y en la ciudad vecina de Rawalpindi, principalmente a lo largo del itinerario previsto para el cortejo fúnebre del islamista Mumtaz Qadri, ejecutado el lunes en la horca.

Qadri está considerado como un "héroe" por los islamistas, tras haber asesinado en 2011 a Salman Taseer, gobernador de la provincia del Punyab y favorable a una revisión de la ley sobre la blasfemia.

Un corresponsal de la AFP constató que unas 50.000 personas estaban en Liaqat Bagh, en Rawalpindi, donde se llevaban a cabo las oraciones fúnebres. En ese mismo lugar fue asesinada la ex primera ministra Benazir Bhutto en 2007 en un atentado islamista.

"Qadri, tu sangre desencadenará la revolución", "el castigo del blasfemo es la decapitación", gritaban algunos de los simpatizantes, mientras otros coreaban eslóganes contra el gobierno. Cientos de ellos estaban armados con palos.

Además, al entierro acudieron paquistaníes de ciudades lejanas como Karachi o Lahore.

Según el experto Amir Rana, la decisión de ejecutar a Qadri marca "un momento crítico en la historia política de Pakistán".

"No están dejando espacio al extremismo en Pakistán", estimó este experto, quien teme que Qadri se convierta en un mártir para los conservadores.

Para Khadim Husain, un participante de los funerales, "el ministro de Justicia, el jefe del Estado Mayor y el presidente deben tener miedo del día en que cada habitante de este país se convierta en un Mumtaz Qadri".

Otro simpatizante, Muhammad Ghias, cuenta que vino desde Mansehra (noroeste), convencido de que su participación en el entierro le hará ir al paraíso.

Ya el lunes, miles de manifestantes islamistas salieron a las calles en todo el país para rendir homenaje a Qadri, aunque no hubo incidentes violentos.

"Hemos desplegado hombres en los principales cruces cercanos al trayecto del cortejo fúnebre, y alrededor de los edificios sensibles", indicó a la AFP un responsable de la policía de la capital, en cuyas calles están movilizados cerca de 3.000 agentes.

Otros tantos fueron desplegados en Rawalpindi, según otro responsable del cuerpo de policía.

El personal de Naciones Unidas se quedó en casa por miedo a incidentes, indicó un funcionario de la ONU. Y las escuelas y universidades seguían cerradas este martes.

Qadri, policía encargado de la protección de Taseer, confesó haberlo acribillado con 28 balas en el centro de Islamabad.

Salman Taseer había apoyado a Asia Bibi, una cristiana acusada de blasfemia.

Además, se había declarado favorable a una revisión de la ley sobre la blasfemia, que los círculos islamistas del país defienden con uñas y dientes.

En Pakistán, la ley sobre la blasfemia prevé hasta la pena de muerte para las personas reconocidas culpables de ofender al islam.

Los detractores de la ley destacan que el texto a menudo es instrumentalizado para solventar conflictos personales, mediante la difusión de falsas acusaciones.

En ocasiones, la muchedumbre ha linchado a personas pobres y de minorías antes de esperar al veredicto de la justicia.

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