Niebla, nervios y explosión de júbilo en la llegada del papa a Santiago

  • Santiago de Compostela.- La densa niebla que ha cubierto esta mañana el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, ha desatado los nervios de algunos responsables de la visita del papa y de los más de quinientos invitados que han recibido a Benedicto XVI, que han explotado en júbilo al ver aterrizar el avión papal.

Niebla, nervios y explosión de júbilo en la llegada del papa a Santiago
Niebla, nervios y explosión de júbilo en la llegada del papa a Santiago

Santiago de Compostela.- La densa niebla que ha cubierto esta mañana el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, ha desatado los nervios de algunos responsables de la visita del papa y de los más de quinientos invitados que han recibido a Benedicto XVI, que han explotado en júbilo al ver aterrizar el avión papal.

La posibilidad de que el avión fuera desviado hacia otro aeropuerto a causa de la niebla, como sucedió con el primer vuelo que debía llegar esta mañana a Lavacolla, que aterrizó finalmente en Vigo, provocó la incertidumbre generalizada en la pista del aeropuerto de Santiago.

A las 11,24 horas tomó tierra el avión de Alitalia que trasladó a Benedicto XVI a Santiago para realizar una visita pastoral, como el "peregrino más ilustre", en este año Xacobeo.

De la cabina del piloto sobresalían las banderas del Vaticano y de España mientras los quinientos invitados de la Xunta, la Guardia Civil, la Policía Nacional y el personal del aeropuerto agitaban banderas de España, de Galicia y del Vaticano al grito de "Viva el papa" o "Sí, sí, sí, Benedicto ya está aquí".

En el aeródromo compostelano estaban para recibir al pontífice los Príncipes de Asturias, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, entre otras autoridades.

El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, estaba al frente de la delegación de la Iglesia, compuesta por los cardenales españoles que han acudido a Santiago, entre ellos Antonio María Rouco Varela y Carlos Amigo.

Si el papa ha sido el gran aclamado y el extraordinario protagonista, la presencia de los Príncipes y, sobre todo, la niebla que cubre todavía la ciudad, también han tenido su cuota.

De hecho, tras escuchar los himnos de ambos Estados, mientras el papa recorría la alfombra roja entre el avión y la tribuna principal, el príncipe Don Felipe, que caminaba a su lado, le iba señalando el cielo compostelano mientras Benedicto XVI asentía.

La tribuna principal estaba formada por un arco cubierto, en el que había tres grandes escudos del Reino de España, justo detrás de las tres sillas principales, en las que estaban sentados los príncipes y el papa.

A la derecha del pontífice se han sentado las autoridades civiles, que una a una han ido estrechando la mano de Benedicto XVI, algunas con pronunciada genuflexión, como el embajador de España en el Vaticano, Francisco Vázquez, y otras, la mayoría, sin realizar ese gesto.

A la izquierda del papa se encontraba sentada la representación de la Iglesia, encabezada por el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, que ha viajado en el avión con Benedicto XVI.

Tras los discursos, el papa y el resto de la comitiva se han desplazado al interior de la nueva terminal de Lavacolla, aún en obras y sin inaugurar, en donde el pontífice ha mantenido una recepción privada con los Príncipes de Asturias y, posteriormente, con el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, y con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Una representación de la Brigada Ligera Aerotransportable con base en Pontevedra acompañada por la banda militar de la Fuerza Operativa Logística de A Coruña ha sido la encargada de rendir honores e interpretar los himnos nacionales a pie de pista.

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