"Es importante que esta legislación se implemente correctamente. De lo contrario, podría desencadenar el caos en la frontera, después del 15 de septiembre", dijo el director de Europa de la ACNUR, Vincent Cochetel.
"Se necesita mucho mejor coordinación entre todos los actores: la policía, la oficina de nacionalidad e inmigración, eventualmente el ejército, las autoridades locales y las organizaciones humanitarias en la frontera", explicó.
La frontera húngara con Serbia se ha convertido en los últimos meses en un punto de cruce clave hacia la Unión Europea para inmigrantes y refugiados.
Unas 167.000 personas han cruzado en lo que va del año, y otros 42.000 llegarán en los próximos 10 días desde Grecia, Macedonia y Serbia.
En respuesta a esa entrada masiva, Hungría ha instalado una alambrada de espino de 175 km de longitud en su frontera con Serbia, pero la barrera no ha podido impedir que la gente cruce.
El parlamento húngaro aprobó la semana pasada una batería de nuevas leyes antiinmigración que incluyen la criminalización de los cruces ilegales.
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