Panagiota, la 'abuela' de los refugiados sirios que abre las puertas de su casa

  • Esta anciana griega de 82 años abre las puertas de su casa cada día para que puedan comer, descansar, asearse, lavar la ropa y reponer fuerzas.

    Panagiota es hija de refugiados griegos y ella misma tuvo que huir de Turquía en los años posteriores a la guerra greco-turca de los años 20 del siglo pasado.

Panagiota Vasileiadou, la 'abuela' de los refugiados sirios
Panagiota Vasileiadou, la 'abuela' de los refugiados sirios
Alexandra H.Sanz

La frontera griega de Idomeni sigue siendo el "hogar" improvisado para más de un millón de refugiados sirios que esperan a que abran las fronteras para seguir su camino en busca de una vida mejor hacia Macedonia.

Las condiciones en las que viven estas personas, que huyen de la guerra, es alarmante, por lo que cualquier gesto de caridad es recibido con los brazos abiertos.

Panagiota Vasileiadou es una anciana griega de 82 años que abre las puertas de su casa cada día para ayudar a cientos de refugiados. En su hogar pueden comer, descansar, asearse, lavar la ropa y reponer fuerzas.

Panagiota es hija de refugiados griegos y ella misma tuvo que huir de Turquía en los años posteriores a la guerra greco-turca de los años 20 del siglo pasado.

Una casa que abre las puertas a la esperanza

Vasileiadou es una pensionista que, con sus 450 euros mensuales y la ayuda de sus hijos, paga la comida y enseres básicos para los cientos de refugiados que pasan por su humilde casa a diario.

El gesto de esta amable anciana griega no consigue poner fin al problema pero, desde luego, calma la dolorosa situación que familias enteras padecen a diario en Idomeni.

"Nos ha hecho la vida un poco más fácil. Se lo agradezco mucho. Ella representa al pueblo griego y lo que los griegos defienden", afirma uno de los refugiados.

Vasileiadou sostiene que los refugiados son su familia ahora. Seguirá ayudándoles tanto como pueda.

"Mi vida ha cambiado porque ahora tengo compañía en casa. Hablamos, nos reímos, incluso cuando no puedo entender nada de lo que me dicen", dice Panagiota Vasileiadou, la abuela de los refugiados, como ya la conocen.

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