Se trata de la única prisión italiana en la que están recluidos miembros de la mafia que decidieron colaborar con la justicia a cambio de una reducción de la pena y a los que denominan "colaboradores con la justicia".
Entre los presos a los que Francisco ha lavado los pies había dos reclusos con condenas a cadena perpetua mientras que el resto cumplirán sus penas entre 2019 y 2073, según ha informado la oficina de prensa del Vaticano. Tras la misa de Jueves Santo, el Papa ha visitado a Benedicto XVI en el monasterio de Mater Ecclesia del Vaticano.
Se trata del tercer Jueves Santo que el Papa pasa en una cárcel. En 2013 lavó los pies a los internos de la prisión de menores Casal del Marmo; en 2014, a discapacitados del Centro Santa María de la Providencia de Roma; en 2015, a reclusos de cárcel de Rebibbia; y en 2016, a un grupo de refugiados en un centro de la capital italiana. En aquella ocasión el Pontífice se arrodilló ante católicos, ortodoxos, musulmanes e hindúes, con una petición muy clara: "Somos hermanos y queremos vivir en paz".
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