Relator de ONU pide acabar con "opresión histórica" de indígenas salvadoreños

  • El Estado de El Salvador debe tomar "pasos concretos" para acabar con la "opresión histórica" de los pueblos indígenas y permitirles vivir "en igualdad con los demás" salvadoreños, señaló hoy el relator especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, James Anaya.

Luis Alfredo Martínez

San Salvador, 17 ago.- El Estado de El Salvador debe tomar "pasos concretos" para acabar con la "opresión histórica" de los pueblos indígenas y permitirles vivir "en igualdad con los demás" salvadoreños, señaló hoy el relator especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, James Anaya.

El relator subrayó, al concluir una visita de una semana a El Salvador, que los efectos de masacres perpetradas en 1932 y 1983, y de otras violaciones de derechos humanos, "continúan manifestándose" entre los pueblos autóctonos "en combinación" con problemas como la "extrema pobreza" y la marginación.

Anaya destacó en rueda de prensa la importancia de que su visita suponga la primera vez que se verifica la situación de los pueblos indígenas de El Salvador.

"La opresión histórica de los pueblos indígenas y la supresión de sus manifestaciones de identidad han llevado a la pérdida a gran escala de aspectos importantes de esa identidad y de muchas de las riquezas culturales y humanas que incorpora", recalcó.

Enfatizó que "esa pérdida abrió una herida que sigue aún sin sanar, una herida que se representa con las expresiones populares de que en El Salvador ya no existen pueblos indígenas".

Durante su visita, que empezó el lunes, Anaya se reunió con funcionarios gubernamentales y representantes de los pueblos nahuat, lenca, pipil y cacahuirá, que viven en distintas zonas del país.

Prácticamente todos los representantes indígenas coincidieron en que "lo que más preocupa" a sus pueblos es recuperar la identidad perdida a causa de la matanza de 1932, refirió el relator.

La masacre fue perpetrada por el Gobierno militar de Maximiliano Hernández Martínez (1931-1944) como represalia por un levantamiento de miles de indígenas, campesinos y obreros armados con machetes que tomaron el control de varias poblaciones, con un saldo de entre 25.000 y 30.000 muertos, según diversas fuentes.

"La matanza de 1932 marca una política de opresión hacia los pueblos indígenas que luchaban por sus derechos así como una política", de aquel Gobierno y de otros posteriores, encaminada a "abolir a la identidad indígena", señaló Anaya.

Recordó que en 1983, durante la guerra civil salvadoreña (1980-1992), también "fueron masacradas más de 70 personas indígenas indefensas" en la comunidad de Las Hojas, Sonsonate (oeste).

"Varios ancianos indígenas me dijeron que lo ocurrido en Las Hojas hizo recordar la masacre de 1932 y que ser un indígena era un delito", relató Anaya.

Señaló "la necesidad de que el Estado" tome "pasos concretos" para rescatar la identidad de los indígenas y que puedan vivir "en igualdad con los demás" pobladores de El Salvador.

Anaya reconoció que "un paso importante fue el pedido de perdón del presidente" Mauricio Funes, en nombre del Estado salvadoreño, "por el exterminio y la persecución de los que han sido víctimas los pueblos indígenas del país a lo largo de la historia".

Funes, el 12 de octubre de 2010, pidió perdón a los indígenas y declaró a El Salvador como un país multiétnico y pluricultural.

Sin embargo, el relator de la ONU indicó que el Estado salvadoreño aún tiene pendientes acciones como la ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre los pueblos indígenas y de una enmienda constitucional que formaliza el reconocimiento de esos grupos.

Anaya precisó a Efe que El Salvador es uno de los pocos países de Latinoamérica y el Caribe, junto a Panamá, Uruguay, Surinam y Guyana, que no han ratificado el Convenio 169 de la OIT.

El relator, quien pertenece al pueblo purepecha de Arizona (Estados Unidos), apuntó que en 2013 presentará al Consejo de Derechos Humanos de la ONU el informe sobre su visita a El Salvador, la que cumplió por invitación del Gobierno.

Anaya comentó que uno de los problemas de los indígenas de El Salvador es que no hay datos precisos sobre cuánta es su población, pues los disponibles "varían", pero matizó que "lo importante es saber que existen".

Dos ejemplos de ello son que, de los 6,1 millones de salvadoreños, 12 por ciento es de origen indígena, según el Censo de Población de 2007, y 17 por ciento,según el Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño.

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