Sniace revive su crisis laboral 20 años después del encierro

  • Sniace completará mañana, 15 de enero, la parada de su fábrica de fibras debido a un expediente de regulación de empleo (ERE) de seis meses para 330 trabajadores, el mismo día, pero de 1993, en que toda la plantilla se encerró en la factoría durante 47 jornadas para evitar el desmantelamiento de la empresa.

Javier G. Paradelo

Torrelavega, 14 ene.- Sniace completará mañana, 15 de enero, la parada de su fábrica de fibras debido a un expediente de regulación de empleo (ERE) de seis meses para 330 trabajadores, el mismo día, pero de 1993, en que toda la plantilla se encerró en la factoría durante 47 jornadas para evitar el desmantelamiento de la empresa.

Después de 20 años la historia de conflictos en la empresa parece que se repite con casi los mismos protagonistas: el presidente de Sniace era y es Blas Mezquita, y muchos trabajadores y sindicalistas que se encerraron entonces hoy no dudarían en movilizarse de nuevo si fuese necesario en defensa de sus empleos.

Uno de estos trabajadores es Loli López Ruiz quien este miércoles cumple 39 años en la empresa, durante los que ha visto desde los momentos de esplendor de la fábrica y de una Torrelavega como "ciudad del dólar" hasta el encierro de 1993, que durante 47 días la alejó de su entonces hijo pequeño, relata a EFE.

Desde el otro lado lo vivió Borja Peláez, joven trabajador de Sniace. En 1993 era un estudiante que visitaba cada día a su padre encerrado en las fábrica. Además, hoy ha cumplido la desagradable tarea de iniciar en su turno el proceso de parada de la fábrica de fibras sin una idea clara de cuándo se retomará la actividad.

Para Antonio Pérez Portilla tampoco son días para celebraciones. En 1993 participó en el encierro como trabajador y delegado sindical, hoy gestiona el ERE de fibras desde su responsabilidad como secretario del comité de empresa.

Son tres historias marcadas por un encierro que comenzó a las 6.00 horas de la madrugada del 15 de enero de 1993, durante el que los trabajadores recibieron la solidaridad y el apoyo de sus familias, de los sindicatos y de toda la ciudadanía. Con consecuencia, tres años después se consiguió reflotar una empresa que casi todos daban por finiquitada.

En 1993 la amenaza que se cernía sobre Sniace era la crisis industrial. Hoy las dificultades vienen de la aplicación del "céntimo verde", que le supondría pagar entre 9 y 10 millones de euros al año por un nuevo impuesto que representa casi la mitad de los salarios de toda la plantilla.

Un dato curioso salpica esta historia de 20 años. El que fuera secretario del comité en 1993 y principal líder sindical, José Manuel Colio, ahora es responsable de recursos humanos y quien defiende las tesis de la empresa para aplicar el ERE.

Loli López Ruiz y Borja Peláez recorren hoy juntos la llamada Avenida de la Solidaridad, una calle que cruza por delante de las instalaciones fabriles de Sniace, y que la ciudad de Torrelavega inauguró en 2003 como recuerdo a quienes apoyaron a los operarios en su encierro en su décimo aniversario.

En declaraciones a Efe, Loli López recuerda que el encierro fue "un acontecimiento histórico" por sus repercusiones políticas y sindicales. También para una ciudad que se volcó con los trabajadores a quienes comercios y particulares llevaban ropa, mantas y comida en una impresionante "marea solidaria" como nunca antes vivida.

Borja Peláez, que en 1993 tenía 15 años, habla de la "tristeza" que vivió Torrelavega durante el encierro, en una época en la que era rara la familia que no tenía algún miembro o conocido entre los trabajadores de Sniace. Y junto a ello las estrecheces económicas y la solidaridad de los ciudadanos.

También recuerda las condiciones "muy duras" en que su padre y sus compañeros pasaron aquellos 47 días, sin calefacción, sin luz, con gran inquietud pero con una enorme esperanza de que su gesto iba a servir para dar futuro a la empresa, con la solidaridad de toda la ciudad.

Para Antonio Pérez Portilla, el encierro fue "un intento a la desesperada" de forzar una solución a la crisis industrial y laboral de Sniace que se arrastraba de algunos años atrás, y hoy se recuerda "con sensaciones contrapuestas".

"Fue positivo porque contribuyó a solucionar una problemática y ha permitido 20 años más de empleo para los trabajadores y que el 80 por ciento de la plantilla sean jóvenes, pero también se recuerda con tristeza por lo que pasamos y porque muchos compañeros nos han dejado en este tiempo", dice. EFE

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