"Sufrí la mutilación genital a los 5 años. Ahora de nuevo estoy completa"

  • Tilado Bernadette Segueda nació en África, en Burkina Faso, hace 43 años, y ha tenido el coraje de ofrecer su testimonio en un Seminario celebrado en Madrid: "Sufrí la mutilación genital cuando tenía cinco años. Ahora, después de una reconstrucción quirúrgica en España, estoy completa".

Concha Tejedor

Madrid, 21 sep.- Tilado Bernadette Segueda nació en África, en Burkina Faso, hace 43 años, y ha tenido el coraje de ofrecer su testimonio en un Seminario celebrado en Madrid: "Sufrí la mutilación genital cuando tenía cinco años. Ahora, después de una reconstrucción quirúrgica en España, estoy completa".

Tilado Bernadette Segueda ha participado en el seminario sobre la ablación y la fístula vaginal, junto con los cirujanos José Manuel Devesa, del Hospital Ramón y Cajal, y Pere Barri, de la Clínica Dexeus, así como la embajadora de Sudán, Aida Abdelmagied, que ha organizado Mujeres para el Diálogo y la Educación, asociación presidida por Giovanna G. de Calderón.

Vohilaba es una adolescente de Madagascar, vendida a su marido a los 14 años por su padre y víctima a los pocos meses de la fístula vaginal al quedar embarazada y su hijo atascado en su pequeña pelvis.

Después de días de parto en una choza, perdió el niño y se convirtió en una apestada: apareció la fístula que comunica la vagina y la vejiga, a veces también el recto, y provoca que la orina y las heces fluyan continuamente sin control.

Es "la herida innombrable", la fístula, que no se ve, pero el hedor que produce, condena a estas jóvenes a la vergüenza, la soledad y la marginación. Son repudiadas por el marido y la familia, y viven sin esperanza de futuro, amenazadas por infecciones recurrentes y la muerte.

Su testimonio ha sido narrado en este Seminario por el cirujano José Manuel Devesa, jefe de la Unidad de Colón y Recto del Hospital Ramón y Cajal y del Ruber Internacional, que lo recoge también en el libro "Viaje al dolor de África" (Amazon).

Devesa dirige desde hace ocho años un programa médico humanitario en Madagascar, en donde es el único cirujano que opera la fístula.

La ablación y la fístula son las dos lesiones que convierten hoy a las africanas en víctimas del dolor y de un sistema patriarcal en el que prima la subordinación de la mujer y la violencia sexual.

Dos millones de mujeres, principalmente africanas, son sometidas anualmente a la mutilación genital, a pesar de estar penada en 20 de los 28 países africanos que continúan con esta práctica ancestral, además de otros de Oriente Próximo y Asia.

La OMS calcula que en el mundo hay entre 100 y 140 millones de mujeres que han sufrido la ablación.

En España, según datos de la Universidad de Barcelona, se calcula que unas 10.000 menores están en riesgo de ser sometidas a la ablación, que afecta también a la población inmigrante de otros doce países de la Unión Europea, asegura la presidenta de Mujeres para el Diálogo y la Educación.

La fístula vaginal no existe en el mundo desarrollado porque las mujeres reciben atención médica en el parto.

Devesa calcula que alcanza a tres o cuatro millones de niñas-mujer en África, sin tener en cuenta las fístulas provocadas por violaciones y violencia sexual, de las que no hay datos.

A Tilado B. Segueda le dijeron que una mujer que no ha sido mutilada no es mujer, no es pura. "La mutilación te dicen que se hace para que las mujeres sean fieles al marido".

"Un día, mi abuela, mi madre y mi tía me dijeron que íbamos a visitar a un familiar y en el camino me tumbaron en el cauce de un río seco, me sujetaron las piernas con fuerza y con un cuchillo me cortaron el clítoris. Lloré y sangré. Me pusieron un polvo negro y una dieta muy severa durante tres o cuatro meses para que me curara. Las consecuencias son terribles, por suerte yo he tenido luego hijos, pero hay mujeres que no pueden o mueren".

Tilado B. Segueda vive en España desde hace tres años: "El doctor Pere Barri es una persona muy importante en mi vida", dice del cirujano que la ha librado casi al completo de su mutilación.

Barri es el primer médico español que realizó una reconstrucción de clítoris y dirige un equipo de la Fundación Dexeus de Barcelona que desarrolla un programa gratuito para el tratamiento de esta lesión: "En el 92 % de los 46 casos operados se ha logrado la restauración anatómica y en el 77 % la recuperación funcional" afirma sobre esta intervención que es imposible realizar en África porque ninguna mujer correría el riesgo de solicitarla.

La embajadora de Sudán, Aida Abdelmagied, cifra en el 88 por ciento las mujeres que han sufrido la ablación.

Las consecuencias, las enumera Barri. A corto plazo, hemorragias, dolor, infecciones, tétanos, retención de orina y muerte. A largo plazo, esterilidad, embarazos de riesgo para la madre y el niño e infecciones urinarias.

La historia de Vohilaba es real, aunque el nombre es imaginario.

Ella, como muchas niñas malgaches, fue operada de la fístula por Devesa en la Misión de Ambatoabo, en Farafangana, en donde este cirujano de 65 años y amplia experiencia médica en los países africanos ha construido un complejo hospitalario financiado con donaciones para el tratamiento de la fístula vaginal.

Todos los años se desplaza con un equipo de médicos a este hospital, donde las mujeres hacen cola para ser operadas de la fístula y tratadas de las infecciones recurrentes que terminan provocando la muerte.

La mayor enfermedad de la mujer en África -asegura Devesa- es la que acarrea ser madre: en el mundo hay una muerte materna por minuto, 1.500 al día, más de medio millón al año, el 99 % en los países subdesarrollados y el 50 % en Africa subsahariana".

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