Una nueva técnica clasifica el efecto de las enfermedades en la flora intestinal


Una nueva técnica permite cuantificar y clasificar los efectos de enfermedades como el lupus, la diarrea y la obesidad en la flora intestinal a partir de las especies químicas producidas por las bacterias intestinales.
Dos estudios coliderados por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), publicados en las revistas ‘Scientific Report’ y ‘ISME Journal’, han demostrado por primera vez los efectos que estas enfermedades provocan en las bacterias intestinales.
Las investigaciones reflejan que la definición de estos cambios puede contribuir a conocer el desarrollo de estas enfermedades y de la salud. Además, apuntan que los cambios gastrointestinales inducidos por las enfermedades pueden ser más predecibles de lo que se creía.
Los expertos han analizado por primera vez la composición y diversidad de especies químicas producidas por las bacterias intestinales en tres grupos: pacientes con lupus eritematoso (enfermedad reumática sistémica y crónica), pacientes con diarrea causada por la bacteria ‘Clostridium difficile’; e individuos sanos.
En todos los casos estudiados se han identificado marcadores químicos específicos para las patologías investigadas, según explica Manuel Ferrer, investigador del CSIC en el Instituto de Catálisis, que ha participado en los dos estudios.
“La enfermedad hace que las bacterias produzcan o dejen de producir determinadas moléculas, lo que produce un efecto negativo en la salud. Cada enfermedad está asociada a la presencia o ausencia de un determinado tipo de moléculas y eso nos puede ayudar a prevenir sus efectos en la salud”, explica Ferrer.
“Se puede decir que la naturaleza de estas moléculas permite elaborar un catálogo de cómo las enfermedades afectan la flora intestinal y nuestra salud, algo que no se había descubierto hasta la fecha”.
OBESIDAD EN PERSONA SANAS
“El estudio sugiere que, en personas sanas, el índice de masa corporal y, por tanto de obesidad, es el factor diferenciador independientemente de la edad o de cualquier otro parámetro”, señala Ferrer. Es decir, una persona sana delgada tiene una composición y diversidad de especies químicas bacterianas muy diferente a la de una obesa, apuntan los investigadores.
Los pacientes con lupus, en cambio, tienen un perfil metabólico gastrointestinal diferenciado del de los individuos sanos, independientemente de su índice de masa corporal e historial clínico.
“El lupus eritematoso es un factor dominante frente a la obesidad a la hora de su influencia en las bacterias intestinales”, comenta Abelardo Margolles, investigador del CSIC en el Instituto de Productos Lácteos. Es decir, una persona delgada y otra obesa, ambas con lupus, tienen similar composición y diversidad de especies químicas bacterianas, en contraste con lo que ocurre en personas sanas.
Lo mismo ocurre cuando se comparan pacientes con diarrea infecciosa e individuos sanos. En este caso, la técnica permite diferenciar los efectos cuando la bacteria ‘C. difficile’ produce dos toxinas, que aumentan los efectos negativos de la diarrea.
Esta nueva técnica abre posibilidades para poder clasificar el efecto de un amplio abanico de enfermedades en las bacterias gastrointestinales y cómo estas pueden afectar a su desarrollo.

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