Autoconsumo fotovoltaico

Los españoles 'pierden' 160 millones por no vender los excedentes de energía

La dificultad de vertido a la red eléctrica de los excedentes de instalaciones solares de más de 100 kW y/o en suministros de alta tensión provocó que se desaprovecharan 1.067 gigavatios hora el año pasado.

Planta de generación fotovoltaica en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real).
Los españoles 'pierden' 274 millones por no vender los excedentes de energía
Europa Press.

Los consumidores españoles apuestan cada vez más por el autoconsumo fotovoltaico como alternativa para rebajar su factura de la luz ante el alza de los precios. Así lo demuestran los datos de 2022: 2.649 megavatios (MW) desplegados entre 240.344 instalaciones de empresas y hogares. Sin embargo, las barreras al vertido de la energía sobrante a la red eléctrica están provocando que se desaprovechen miles de gigavatios hora (GWh) que equivalen a cientos de millones de euros, en un contexto en el que se ha acelerado acabar con la generación mediante combustibles fósiles tras la invasión de Rusia a Ucrania y todo suma.

El primer Informe Anual del Autoconsumo Fotovoltaico de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (Appa Renovables) pone de manifiesto que la dificultad de vertido de los excedentes de instalaciones está suponiendo el "desaprovechamiento de electricidad renovable y competitiva" que podría utilizarse, especialmente en las que tienen una potencia superior a 100 kilovatios (kW) y las que tienen suministros conectados en alta tensión. Según la patronal 'verde', el año pasado se generaron 5.631 GWh de autoconsumo, de los cuales sirvieron 4.564 GWh (el 1,8% de la demanda nacional) y 1.067 GWh se podría decir que se tiraron a la basura. Dicho de otro modo, el 19% del total se desperdició por la dificultad de su vertido a la red, sobre todo en el ámbito no residencial.

La asociación pone cifras a esta pérdida de energía. Avisa de que el curso pasado el sistema eléctrico español desaprovechó energía renovable por un valor equivalente a 160 millones de euros ante la imposibilidad de evacuarla en las redes. Para calcular la 'pérdida', ha tenido en cuenta el coeficiente de apuntamiento de la generación sola y un precio medio de la electricidad en el mercado mayorista de 167,53 euros el megavatio hora (MWh). "Dentro de los retos que debe afrontar el autoconsumo está la utilización de estos excedentes de producción en el sistema eléctrico, generación renovable, limpia y distribuida que, en la actualidad, se está malgastando sin que se haya puesto aún remedio", advierte Appa. Desde 2015, el desperdicio se eleva a 274 millones de euros. "Cada kWh no aprovechado es un kWh producido a partir de combustibles fósiles", destaca en su análisis.

Compensación o venta

Existen dos opciones para gestionar los excedentes de una instalación de autoconsumo fotovoltaico. En primer lugar, mediante la compensación en la factura en forma de descuento. El usuario recibe un descuento en el recibo por la energía que produce de más y verte a la red. Para acogerse a este modelo, la potencia de la instalación debe ser menor o igual a 100 kW y no puede tener otorgado un régimen retributivo adicional, es decir, el consumidor no ganar dinero. También debe haber firmado un contrato de compensación de excedentes entre el titular de la instalación y el titular del suministro (una eléctrica). El precio del excedente lo establece la comercializadora y varía en función de si el dueño de las placas solares está en el mercado regulado o libre.

De su lado, aquellas instalaciones fotovoltaicas que no cumplan con los requisitos para acogerse al mecanismo de compensación simplificada pueden vender sus excedentes. En este caso, el usuario debe formalizar un acuerdo de representación en el mercado eléctrico con alguna comercializadora para la venta de energía o darse de alta como productor en el Registro Administrativo de Instalaciones de Producción de Energía Eléctrica (RAIPRE). En este apartado es donde entra la dificultad administrativa.

Por otra parte, Appa va más allá de las potenciales pérdidas económicas que representa la energía desaprovechada por las instalaciones de autoconsumo y asegura que "el infradimensionamiento de las instalaciones como consecuencia de la legislación actual y sus limitaciones" es una "pérdida latente y no cuantificada mayor aún". "Las necesidades energéticas reales de los consumidores, sobre todo los industriales, son superiores a las potencias de autoconsumo ejecutadas. Esto obedece, principalmente, a la saturación actual de los nudos y redes de transporte y de distribución, que impiden, en la mayoría de los casos, ajustar la potencia a las necesidades reales del cliente final", apunta en el documento. 

En este sentido, considera que los consumidores industriales, con casuísticas de producción determinadas, podrían instalar una mayor potencia si existiera la posibilidad de evacuación de energía a la red y hubiera una mayor claridad en cuanto a la capacidad reservada para el autoconsumo. Según Appa, la instalación industrial representativa de 2022 tuvo una potencia media de 70 kW, con una inversión de 58.800 euros, mientras que la residencial tuvo una potencia de 4,6 kW (sin almacenamiento), con una inversión de 7.855 euros.

"Las instalaciones industriales han sufrido en 2022 dos barreras que han limitado su desarrollo. La primera de estas barreras se ha debido a las tensiones en la cadena de suministro, que han limitado la disponibilidad en el mercado de inversores string (especialmente aquellos con potencia superior a 100 kW). La segunda ha sido regulatoria y está vinculada a los fondos NextGenerationEU y su tramitación. Al ser necesaria la tramitación de estas ayudas previa a la contratación con la empresa instaladora, se ha producido un retraso en el inicio de los proyectos que, previsiblemente, verán la luz a lo largo de 2023", sentencia la patronal. 

Almacenamiento

Los sistemas de almacenamiento energético son clave para garantizar la transición a una economía neutra en emisiones y la efectiva integración de las energías renovables en el sistema, ya que permiten guardar la energía en los momentos en que hay excedente para utilizarla cuando el recurso renovable es escaso o la demanda es elevada. Bajo esta premisa, el Gobierno aprobó en febrero de 2021 la Estrategia de Almacenamiento Energético, con la que se marcó un objetivo de 20 GW de capacidad total para 2030 (contando con los 8,3 GW que había por aquella fecha) y de unos 30 GW para 2050.

Ambas capacidades consideran tanto almacenamiento a gran escala como distribuido, que serán aportadas por diversos sistemas (diarios y estacionales). Actualmente, las formas de acumular energía y las principales tecnologías que permiten transformar y almacenar energía de manera eficiente son el bombeo hidroelétrico, el aire comprimido, el almacenamiento térmico, los supercondensadores, los volantes de inercia, las baterías y las pilas de combustible de hidrógeno. El sector de las energías renovables ha puesto el foco en las baterías de ion de litio para solucionar su principal problema. La cuestión ahora está en si la oferta de litio aguantará la demanda con el boom del coche eléctrico.

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