Con Giampiero Ventura, Italia busca un técnico de perfil bajo

Giampiero Ventura, que entrenó la pasada temporada al Torino, será a sus 68 años el seleccionador italiano después de la Eurocopa (10 junio-10 julio), un perfil de técnico en las antípodas de lo que es su antecesor, Antonio Conte.

El nombramiento de Ventura era esperado desde hacía semanas por la prensa italiana, pero no fue hasta este martes cuando lo confirmó el presidente de la Federación nacional, Carlo Tavecchio, tras una reunión del Consejo Federal.

"He elegido a Ventura porque es un maestro del fútbol", explicó Tavecchio, que recordó también su "inmensa experiencia en la formación de jóvenes".

Conte, nombrado tras el fracaso de la Azzurri en el Mundial de 2014, había anunciado ya hace unos meses que no continuaría en el cargo más allá de la Eurocopa y después se dejó seducir por el proyecto del Chelsea para convertirse en el técnico Blue a partir de la próxima temporada.

En la decisión de Conte también pesó sus difíciles relaciones con los clubes y la propia Liga italiana, en un momento en el que la Nazionale pasa por un mal momento debido a la falta de grandes talentos.

Joven, exinternacional, triple campeón como técnico de la Juventus... Conte, sin embargo, encarnaba una cierta idea de cambio en el fútbol italiano y representaba a una nueva generación de entrenadores.

Con Ventura, la Federación toma el camino completamente opuesto.

Este genovés, que acaba de casarse a los 68 años, ha firmado un contrato de dos años y debutará en el banquillo Azzurro en septiembre contra Francia.

A diferencia de Conte, Ventura no tuvo una gran carrera como entrenador, siendo su cima una temporada que jugó en la Serie C (tercera categoría italiana).

En su recorrido como entrenador, tampoco ha dirigido nunca a un equipo de Champions y solo disputó la Europa League al frente del Torino en la temporada 2013-2014, llegando a los octavos de final.

Con el Torino, al que llegó en 2012, se ha hecho un nombre en los últimos años, después de pasar anteriormente por el Cagliari (1998-1999), la Sampdoria (2001-2002), el Mesina (2005-2006) y el Bari (2009-2011), entre otros.

La elección de Ventura, un técnico respetado pero desconocido fuera de su país, confirma que el fútbol italiano ya no atrae a grandes nombres.

Los grandes entrenadores italianos del momento, Massimiliano Allegri (Juventus), Carlo Ancelotti (Bayern Múnich), Claudio Ranieri (Leicester), Roberto Mancini (Inter de Milán) o Luciano Spalletti (AS Roma), ni siquiera fueron consultados para conoccer su disposición a hacerse cargo o no de la Nazionale.

Con Ventura, los dirigentes del Calcio se han decantado por un proyecto 'terrenal'. Ventura mantiene buenas relaciones con todos los sectores del fútbol italiano, aunque su aire de bonachón esconde su capacidad para enfadarse, como cuando amenazó a un tifoso con cortarle el cuello por insultar a los jugadores del Torino.

Pero Ventura, sin duda, ha puesto menos exigencias a los dirigentes italianos para hacerse cargo del equipo y seguramente no será tan responsable como lo hubiesen sido otros si no es capaz de clasificar a Italia para el Mundial de Rusia-2018.

Y no lo tendrá fácil en un grupo G en el que tendrá a España como principal rival, además de dos equipos peligrosos como Albania e Israel.

La Federación esperaba nombrar a Marcello Lippi, Campeón del Mundo en 2006 y amigo de la adolescencia de Ventura, como supervisor de todas las selecciones italianas.

Pero de momento el plan federativo está bloqueado por el conflicto de intereses que plantea la labor como agente de jugadores del hijo de Lippi, Davide, que lleva la carrera, entre otros, del defensa Giorgio Chiellini.

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