Ana Ivanovic inicia la cuenta atrás del Mutua Madrileña Madrid Open 2010

Ya queda menos de un mes para el comienzo del Madrid Open 2010. Los organizadores eligieron un lugar privilegiado, la Torre de Cristal, y una anfitriona de excepción, Ana Ivanovic. La serbia, uno de los rostros más bellos del circuito femenino, peloteó durante unos minutos con el director del torneo, Manolo Santana, en una pista, de color azul, situada en la planta baja del edificio.

Eso fue el comienzo. El piso 50 acogió una rueda de prensa repleta de medios de comunicación. Ana es consciente de que hay que "vender". A eso vino a Madrid, a presentar el torneo, uno de los más prestigiosos del circuito si exceptuamos los 4 Grand Slam. Quizá se marchase extrañada de que tan solo tuviese que responder una pregunta.

Desde luego, no hay mejor manera de vender un producto que elegir a una mujer como Ivanovic. Vestía traje de verano, de tirantes y collar a juego. Las uñas pintadas de rojo, con la piel muy morena, como lo estaba su melena larga. Varias pulseras en el brazo izquierdo, un anillo en la mano zurda y un reloj en su brazo derecho. Sin dejar ningún detalle al azar.

La serbia, sonriente en todo momento, escuchó los discursos de Santana, Tiriac o Gallardón, y espetó una carcajada cuando Ion Tiriac, asesor y verdadero artífice de este torneo, le dijo que no entendía como seguía jugando cuando se podía ganar la vida de otra manera, haciendo alusión al mundo de las pasarelas.  

Llegó el turno de Ivanovic y comenzó diciendo: "Hola, buenas tardes, mi español es muy malo así que seguiré en inglés". Posiblemente no tenga un nivel tan bajo de castellano habida cuenta que su segunda residencia es Mallorca, pero quizá la timidez le pudo en esta ocasión. Con una sonrisa agradeció la invitación al torneo, del cual estuvo ausente el pasado año por lesión.

En menos de un mes, las mejores raquetas del mundo, masculinas y femeninas, pisarán las pistas del complejo de la Caja Mágica. El 7 de mayo comenzará la fase previa y el domingo 16 serán las dos finales. Tiriac ha dicho que el torneo necesita cinco años para asentarse y diez para convertirse en "el evento".