BayArena: la maravilla tecnológica del Bayer Leverkusen

Hay equipos en Europa que han crecido cobijados por gigantes multinacionales, hermanas mayores de las que se han beneficiado PSV Eindhoven (Philips), Wolfsburgo (Volkswagen) o Bayer Leverkusen, indisociable de la farmacéutica más efervescente del mundo y con un estadio pionero en Alemania, el primero en eliminar las feas vallas del perímetro del césped y en borrar de sus gradas las tribunas de pie en los años noventa. Por aquel entonces llegó a ser el campo más cómodo de la Bundesliga.

Ningún aficionado se moja en el BayArena. Sentir la lluvia es un calvario –o un privilegio- solo al alcance de los jugadores y el árbitro porque un enorme techo blanco con forma de nave espacial protege las tribunas pero deja pasar el sol al césped. Hará frío en Leverkusen, pero el Barcelona no tendrá problemas con el viento, a diferencia del sábado en Pamplona. Todo gracias a una inversión de casi 100 millones de euros en el último lustro.

La espectacular cubierta del BayArena no luce de noche el nombre de la firma Bayer, como se planeó en la última remodelación, pero es uno de los campos más lujosos de Alemania. Cuenta con un hotel mimetizado en su estructura y todo un fondo, el sur, está compuesto por palcos de lujo. En total, más de 30.000 personas recibirán este martes al campeón de la Champions, los "leones" de Alemania quieren amargarle San Valentín al Barcelona.

Situado a la orilla del río Dhünn, la historia del estadio del Bayer Leverkusen se remonta a 1923. Tiempos de gradas de madera y primitiva austeridad, en 1958 el recinto pasaría a llamarse Ulrich-Haberland-Stadion por un antiguo directivo de Bayer. Los éxitos del equipo harían crecer su tamaño en los ochenta, grada por grada. Ya en el nuevo milenio, se construirían nuevos anfiteatros, reinventando su fisonomía.