El Power Valencia vuelve a la Euroliga, torneo al que le une una relación amor-odio

  • Valencia.- El Power Electronics Valencia, tras conquistar el pasado domingo la Eurocopa, el tercer título de su historia, disputará la próxima campaña la Euroliga, una competición con la que le une una relación de amor y odio.

El Power Valencia vuelve a la Euroliga, torneo al que le une una relación amor-odio
El Power Valencia vuelve a la Euroliga, torneo al que le une una relación amor-odio

Valencia.- El Power Electronics Valencia, tras conquistar el pasado domingo la Eurocopa, el tercer título de su historia, disputará la próxima campaña la Euroliga, una competición con la que le une una relación de amor y odio.

Tras proclamarse en 1998 campeón de la Copa del Rey y entrar así en la elite del baloncesto español, el club valenciano se planteó como objetivo prioritario hacerse un hueco entre los grandes de Europa y esa obsesión se hizo cada vez más grande.

Finalmente, en la campaña 2002-03, tras realizar un importante desembolso económico confeccionó una plantilla con algunos de los mejores jugadores del continente como Fabricio Oberto, Dejan Tomasevic, Alejandro Montecchia y Alessandro Abbio, que se unieron a los dos supervivientes del primer título, Nacho Rodilla y Víctor Luengo.

Del mismo modo que ha sucedido ahora, el equipo valenciano conquistó la Copa ULEB y se ganó una plaza en la anhelada Euroliga. Para afrontar el reto con garantías reforzó aún más su plantilla con jugadores como el francés Antoine Rigaudeau.

Tras superar con solvencia la primera fase, el equipo valenciano tenía encarrilada su clasificación en la segunda pero cuando debía viajar a Tel Aviv para enfrentarse al Maccabi decidió no hacerlo por la situación "pre-bélica" que vivía la zona.

La entidad trató de que la Euroliga aplazara el choque o lo cambiara de escenario pero la organización se negó, le dio el encuentro por perdido por 20-0 y acabó con las opciones valencianas de pasar a la siguiente ronda.

Tanta fue la frustración y el enfado de los dirigentes del club valenciano que llegaron a presentar un recurso al Tribunal de Arbitraje Deportivo de Lausanne, pero todas sus gestiones quedaron en nada.

Desde entonces, cada proyecto del conjunto valenciano se construyó con el objetivo de regresar a la Euroliga para sacarse aquella espina pero todos fracasaron.

Pero los desencuentros con la Euroliga se recrudecieron hace ahora un año, cuando la organización presentó su proyecto de reforma que apostaba por una competición con 24 equipos y por otorgar tres tipos de licencias, una de ellas prácticamente permanente a trece equipos, entre los que están el FC Barcelona, el Real Madrid, el Baskonia y el Unicaja.

La reforma incluía también un cambio profundo en el sistema de acceso a la competición y supone que para que alguno de los otros catorce equipos que forman la Liga ACB dispute la Euroliga tiene que conquistar el título liguero o el de la Eurocopa.

Desde el inicio el club valenciano lideró la oposición al nuevo sistema, que en su opinión limitaba el crecimiento de los clubes, y apostó porque fueran los méritos deportivos anuales, como había sido hasta ese momento, los que determinaran qué equipos la disputaban en cada edición.

De hecho, la entidad llegó a asegurar que se replantearía su existencia como tal si veía finalmente limitada tan notablemente su capacidad de disputar la máxima competición del baloncesto europeo.

El Valencia Basket involucró también a la propia ACB y el pasado mes de julio la Liga denunció la reforma ante el Tribunal de la Competencia de la Unión Europea y anunció que lo haría también ante el TAS, un camino que aún no se ha resuelto.

Ahora, tras la victoria del pasado domingo, el equipo valenciano regresará a la Euroliga pero lo hará sabiendo que para asegurarse volver a disputarla en la campaña 2011-12, como no jugará la Eurocopa, estará obligado a conquistar la Liga ACB.

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