El Real Valladolid repite idiosincrasia y columna vertebral en Primera

  • El Real Valladolid emprende su nuevo trayecto en Primera División, tras dos años en Segunda, con la misma filosofía de juego que promueve su técnico, el serbio Miroslav Djukic, y con la columna vertebral de la anterior campaña.

Antonio Aragón Blanco

Valladolid, 12 ago.- El Real Valladolid emprende su nuevo trayecto en Primera División, tras dos años en Segunda, con la misma filosofía de juego que promueve su técnico, el serbio Miroslav Djukic, y con la columna vertebral de la anterior campaña.

Su discurso, próximo y afable, caló también en la afición, la cual se sintió identificada con el proyecto y la mano izquierda de Djukic, cuya filosofía arraiga en el gusto por el trato del balón fijado por una encomiable solidez defensiva.

Pilares rígidos también para el nuevo proyecto en Primera División, a pesar de que, ahora, el Real Valladolid pasa de aristócrata a "cenicienta". No importa. Djukic lo ve diáfano. Atisba un Real Valladolid al que le da igual el vigor o el potencial de cada adversario.

"Queremos ser protagonistas con el balón en cada partido", reitera el serbio, que insiste, además, en la presión, la intensidad y el compromiso como vías para alcanzar el éxito que, obviamente, pasa por la permanencia, a poder ser sin agobios de última hora.

Para lograrlo, Djukic conserva a la gran mayoría de futbolistas de su once arquetípico en Segunda, aunque ha perdido jugadores de semblante poderoso como Sisi o Nauzet. A otros como Alberto Bueno, Manucho, Jorge Alonso, Marquitos, Razak y Quique González se les ha enseñado la puerta de salida, aunque siguen paseándose por Zorrilla.

Djukic quiere una plantilla corta, de veinte futbolistas profesionales, que se vería completada con la pujanza del filial. Plantel al que le faltan unas cuatro incorporaciones a nueve días del debut en la Romareda y ante el Real Zaragoza (Lunes 20, 23:00 horas).

La secretaría técnica comandada por el ex capitán blanquivioleta Alberto Marcos Rey trabaja en atar dos centrales, otro jugador de banda y un ariete para completar la escuadra. Intrincada tarea dada la escasa liquidez del club, inmerso en ley concursal.

El primero en llegar fue el serbio Antonio Rukavina, petición expresa de Djukic para el lateral diestro, demarcación vacante y que el año pasado hubo de ser completada con Balenziaga, zurdo cerrado.

Le siguieron Lluís Sastre, volante tapón que procede de la SD Huesca; el centrocampista argentino Juan Neira, cedido por Gimnasia y Esgrima de la Plata; el alemán Patrick Ebert, extremo derecho proveniente del Hertha de Berlín; y el último en llegar, el extremo izquierdo canario Omar Ramos.

Fichajes que han recalado en el Valladolid atraídos por el "modus operandi" de Djukic y por la relevancia mundial del campeonato, la cual también ilusiona a muchos futbolistas ya presentes en Segunda. Algunos inéditos y todos voraces, hambrientos por codearse con los "gallos" de Primera.

Precisamente es a lo que oposita la entidad blanquivioleta. Persistirá en dejar su sello y combatir por consumar su objetivo, fundamental para consolidar el proyecto que su presidente y máximo accionista, Carlos Suárez, ha diseñado con el fin de que las débiles arcas del club tengan un respiro.

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