Gdansk, la perla más codiciada del Báltico, aguarda a los hinchas españoles

  • Gdansk, la antigua Danzig alemana, es el principal puerto polaco y una de las ciudades más bellas del país, pero además su estadio será escenario del debut de España en la próxima Eurocopa de Polonia y Ucrania, lo que permitirá a los seguidores españoles conocer la denominada "Perla del Báltico".

Nacho Temiño

Varsovia, 4 jun.- Gdansk, la antigua Danzig alemana, es el principal puerto polaco y una de las ciudades más bellas del país, pero además su estadio será escenario del debut de España en la próxima Eurocopa de Polonia y Ucrania, lo que permitirá a los seguidores españoles conocer la denominada "Perla del Báltico".

Gdansk es uno de esos lugares que sorprenden al visitante con una historia apasionante. La ciudad ha pasado por manos polacas, alemanas, prusianas y suecas, para volver de nuevo a ser parte de Polonia tras el final de la II Guerra Mundial; un conflicto que comenzó precisamente en este puerto y que finalizó con la localidad arrasada por nazis y soviéticos.

Hoy el centro de Gdansk es un ejemplo perfecto de la reconstrucción concienzuda y metódica que inició el Gobierno comunista tras la guerra, gracias a la cual se puede disfrutar de un conjunto arquitectónico encantador, en el que quedan reflejadas las diferentes etapas que ha vivido la ciudad a lo largo de sus mil años de existencia.

Las fortificaciones levantadas por los caballeros teutónicos, las lujosas casas de los comerciantes de la liga Hanseática o los sobrios bloques construidos durante el comunismo, forman parte de la geografía histórica de Gdansk. Sin duda, uno de los lugares más multiculturales de Polonia a pesar de no superar el medio millón de habitantes.

El viajero está obligado a hacer una parada obligatoria para comprar joyas de ámbar, el recuerdo perfecto de la visita a Polonia, aunque se recomienda al turista que se asegure de que adquiere verdadero ámbar y no una imitación de esta resina milenaria, a la que los romanos llamaban las "lágrimas de los pinos".

El ámbar de esta región es uno de los más apreciados del mundo, formado hace unos cincuenta millones de años gracias a la fosilización de la resina de bosques de coníferas; y hoy permite a los artesanos de la zona crear deliciosas composiciones.

Pasear por el centro histórico y probar alguno de los platos típicos de bacalao (dorsz) o arenque (sledz) son buenas propuestas, junto con un vistazo a los astilleros de Gdansk, donde nació el movimiento Solidaridad y Lech Walesa comenzó en los años 70 su lucha contra el comunismo.

El turista no puede olvidar una visita a la basílica de Santa María, considerada como los templos de ladrillo más grande del mundo, que se levanta imponente entre callejuelas como la Mariacka, repletas de comercios exuberantes de ámbar, y la calle Real (ulica Dluga).

En la "ulica Dluga" merece la pena hacer un alto en el ayuntamiento, un edificio de estilo gótico-renacentista, y en la estatua de Neptuno, símbolo de la profunda comunión de la ciudad con el mar, que por su estilo barroco bien podría haber sido realizada por Bernini.

Esa calle desemboca en el puerto, donde en junio el aire ya está perfumado por el olor a un mar ligeramente yodado como es el Báltico; y donde encontraremos sorpresas como la única grúa medieval de madera conservada en Europa o la réplica de alguno de los barcos mercantes que recorrían los puertos de la Hansa.

Otra interesante opción si se dispone de tiempo es acercarse a la vecina Sopot, lugar de elegantes "casones" en los que solía veranear la aristocracia alemana, donde a partir de junio el buen clima y los días soleados atraen a turistas de todo el país.

Sopot, apenas a 15 minutos en tren del centro de Gdansk, es un precioso ejemplo de la belleza de la costa polaca, con arenas blancas y tupidos árboles como escenario frente al mar. Además de contar con una sugerente vida nocturna que sin duda ayudará a festejar las previsibles victorias de la selección española.

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