Hierro salva el primer 'match-ball' para España tras el despido de Lopetegui

  •  El malagueño logra el primer objetivo, el pase a octavos, tras aterrizar en el banquillo tan sólo dos días antes de que diera comienzo el Mundial.
Hierro da instrucciones durante el encuentro. /EFE
Hierro da instrucciones durante el encuentro. /EFE

El despido de Lopetegui tuvo un efecto paralizador en el seno de la Selección. El hombre que había evolucionado el juego de España, se iba. Es más, dejaba la sensación que todo el trabajo hecho hasta ahora no era lo suficientemente importante para el entonces seleccionador, que sucumbió a los cantos de Sirena del Real Madrid. Llegado a ese punto, a dos días del Mundial, en la Federación entendieron que era necesario elegir a alguien con ascendencia, más allá de que no tuviera un currículum para enmarcar como técnico. También lo entendieron así los jugadores. El elegido, siguiendo ese criterio, no podía ser otro que Fernando Hierro. Tras la tormenta, a pesar de las dificultades, el técnico ha logrado el primer objetivo: superar la fase de grupos como primera.

El malagueño es un hombre de fútbol, conoce como funciona este mundo y sabe de lo que es necesario para dirigir a un grupo de élite. El formó durante muchos años de uno de ellos, tanto en la propia Selección como en el Real Madrid, entidad volcánica como pocas, siempre a punto de entrar en erupción. No es cualquier cosa subirse a un tren en marcha a dos días de un torneo tan particular como el Mundial.

Tampoco es sencillo caminar por un torneo como el Mundial con tantas piedras en el camino. Pese a las dificultades, los jugadores han hecho piña y nadie se ha salido del discurso. "Todos tenemos el mismo objetivo", declaran día tras día los jugadores. Su pasado como enlace entre la directiva y el cuerpo técnico con los jugadores ha hecho que estos le vean como uno de los suyos. Ya con el chándal, el técnico fue crítico tras el encuentro ante Marruecos, con más sombras que luces. 

"Tenemos que tener capacidad de autocrítica, que las tenemos, tenemos que ser autoexigentes y por aquí, no. Éste no es el camino. No podemos conceder tanto, no podemos conceder tantas ocasiones, porque creo, sinceramente, que lo bueno y lo malo del partido lo hemos hecho nosotros", señaló Hierro en declaraciones a Telecinco tras el encuentro ante Marruecos. 

Y añadió. "Si queremos llegar donde todos soñamos con llegar, esos pequeños detalles tenemos que ir ajustándolos, porque en cada ocasión que nos generan nos crean peligro. Sabemos que tenemos margen de mejora, sabemos que tenemos poder ofensivo, que tenemos jugadores de calidad, pero tenemos que ajustar esas transiciones rápidas donde los rivales nos hacen mucho daño".

Desde el primer día, el técnico de la Roja, cuyos antedentes en un banquillo se remontan a una campaña en Oviedo y a otra como ayudante de Ancelotti en el Real Madrid, se dedicó a trabajar más el aspecto mental que el táctico o futbolístico. El trabajo de campo ya estaba hecho, tras dos años con Lopetegui que le dieron de nuevo un aroma competitivo a la Roja, víctima del éxito tan rotundo de 2008 a 2012. Nada raro. Los ciclos del fútbol. "Tocaré lo menos posible. Hacer lo contrario sería un suicidio", dijo el ahora técnico de la Roja. "Tengo muy claro que soy seleccionador por las circunstancias que se han dado. Solo con mi currículo como entrenador hubiera sido muy difícil", declaró en un encuentro con enviados especiales de la prensa escrita.

Y añadió. "Puedes ponerte la camiseta de seleccionador, llegar dando palmas, soltar un monólogo que les haga reír, pasarlo bien y todos contentos. Pero los jugadores te analizan en cinco minutos y necesitas tener impacto". Bien lo sabe el de Vélez. Él fue hace unos años uno de ellos, capitán en el Madrid y la Selección. Sabe bien como piensa la mente de un futbolista. En medio de la tormenta, Hierro ha logrado mantener en pie una nave que amenazaba en romperse en mil pedazos. Por el momento, sigue a flote.

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