La muerte de Simpson abre el debate sobre la peligrosidad del evento

  • El gravísimo accidente del AC72 sueco Artemis en la bahía de San Francisco y que causó, el jueves, la muerte del campeón olímpico británico Andrew Simpson ha puesto en entredicho la seguridad de los catamaranes AC72 y el futuro de la 34ª edición de la Copa del América que debe iniciarse el 4 de julio.

Redacción deportes, 11 may.- El gravísimo accidente del AC72 sueco Artemis en la bahía de San Francisco y que causó, el jueves, la muerte del campeón olímpico británico Andrew Simpson ha puesto en entredicho la seguridad de los catamaranes AC72 y el futuro de la 34ª edición de la Copa del América que debe iniciarse el 4 de julio.

Los responsables de la organización del evento no pudieron responder ayer noche al respecto de las causas del accidente y se negaron a especular si muerte de Simpson y la creciente incertidumbre sobre la estabilidad de los AC72 ponían en peligro la celebración de la 34ª Copa del América.

Iain Murray, director de la regata, y Stephen Barclay, Director Ejecutivo de la America Cup Event Authority, señalaron que: "Todas las posibilidades están sobre la mesa, incluso la suspensión, pero vamos a esperar que determina la investigación que se está llevando a cabo".

En cuanto a la posibilidad de la retirada del equipo sueco Artemis de la Copa América, Barclay respondió de manera tajante: "Absolutamente no".

Todo está ahora bajo un complejo proceso de investigación, pero ya se está discutiendo al respecto de la seguridad de los AC72, que pueden alcanzar velocidades de 45 nudos (84 Km/h.), tres veces más rápido que los monocascos con los que tradicionalmente se ha competido en la Copa.

El Artemis llegó a San Francisco en agosto de 2012 y su botadura estaba prevista para mediados de octubre, pero el barco sufrió una avería entrenando poco antes de la ceremonia y se retrasó hasta el 3 de noviembre. El 13 de ese mes empezó sus entrenamientos, pero tuvieron que realizar modificaciones y no volvió a navegar hasta el 22 de marzo.

Al parecer, Andrew Simpson quedó atrapado bajo las secciones sólidas del barco, fuera de la vista de las personas que estaban tratando de localizarlo", dijo Murray, quien también es director Ejecutivo de America Cup Race Management.

"Hay que hacer algo y tomar medidas para asegurarse de que algo así no vuelva a suceder", recalcó Murray.

El accidente se produjo cuando el Artemis estaba haciendo una maniobra de giro (virando) y la parte delantera de sus cascos se clavaron en agua, se levantó y luego terminó boca abajo. Los vientos soplaban aproximadamente a unos 15 nudos (28 Km/h.), que es normal para esta época del año.

El Oracle estadounidense sufrió una experiencia similar al volcar en el otoño pasado, clavando la proa y levantándose de costado.

Después del accidente, los responsables de la Copa del América revisaron inmediatamente sus políticas de seguridad y establecieron que junto al uso de chalecos salvavidas y cascos, los tripulantes debían llevar pequeños botes de oxígeno y cuchillos para usar en caso de quedar atrapados en la red de cubierta que conecta los dos cascos.

Los responsables de la investigación no han desvelado si Simpson usó este tipo de elementos de seguridad y si estaba atado con el arnés a la embarcación y se golpeó cuando volcó el barco.

Los mejores navegantes del mundo son claramente conscientes de los peligros que representan el navegar en un barco que pueden alcanzar una velocidad más rápida de 40 nudos (75 Km/h.).

En noviembre del año pasado, el francés Loïck Peyron, caña del Artemis reconoció: "de todos los barcos en que ha navegado, el AC72 es el más delicado. Estas máquinas requieren atención extrema y deben evitarse momentos de algo riesgo como cuando el barco comienza a clavarse de proa".

Lo cierto es que el empleo en cada casco de orzas de deriva de 7 metros en forma de 'L' o 'S' y timones con aletas provocan que los AC72 naveguen con los cascos por encima del agua y materialmente sustentados sólo por las orzas y los timones con lo que no existe casi factor rozamiento.

Esto provoca que el AC72 'vuele' materialmente y pueda navegar con viento a favor dos o tres veces más rápido que la velocidad del viento que lo empuja. En ese momento cualquier golpe del viento o del oleaje puede ser letal.

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