La verbena española no calienta al frío público catarí

Doha, 15 ene.- Aires de verbena, charangas y canciones populares. No, no son las fiestas patronales de ningún pueblo español, sino el imponente Lusail Hall de Doha, el futurista pabellón con el que Catar quiere deslumbrar al mundo, que hoy se tiñó, pese a los colores blanco y granate, de sabor español.

El que aportan los casi sesenta aficionados españoles, más de la mitad procedentes de Cuenca, que la organización del Mundial de balonmano que arrancó hoy en Doha, ha contratado para arropar a la selección anfitriona.

"Esto es un sueño que no te esperas, un regalo de navidad. Que de repente te ofrezcan esto, ver balonmano, que nos encanta y todo pagado, el viaje, la estancia todo, con el único requisito de animar a Catar, es un regalo", señaló a EFE Daniel con un gran bombo en sus manos.

Instrumento que como las trompetas, el saxofón y hasta una tuba no dejaron de sonar durante los sesenta minutos que duró el encuentro entre Catar, que dirige el exseleccionador español Valero Rivera, y Brasil.

"Llevamos toda la mañana ensayando. Usamos los cánticos habituales de la peña -Furia conquense del Ciudad Encantada de Cuenca-, pero con adaptados, con algunas palabras en inglés y, sobre todo, la palabra Catar", explicó Paula de 26 años, que ha "aparcado" por un mes las oposiciones para animar en Doha.

Un empeño por animar constantemente que, sin embargo, no cuajó en el resto de presentes en el pabellón, que a excepción de algunas palmas tras cada gol del conjunto, apenas mostró ningún tipo de emoción por lo que ocurría sobre la pista.

Emociones encontradas que estos nuevos aficionados "cataríes" vivirán el próximo miércoles 21 enero cuando la selección de Catar se enfrente con España, la vigente campeona del Mundo.

"Con Catar. Yo a muerte con Catar. Luego cada uno por dentro lleva sus colores, pero esto es un trabajo" señaló Paula, mientras su compañero David, insistía que esa pregunta a quién debía ir destinada era a Valero Rivera, actual seleccionador español y el técnico que llevó a España hace dos años al titulo mundial en Barcelona.

Una corona en la que como siempre han reconocido los internacionales españoles jugó un papel importante el apoyo de la afición, una fórmula que Catar ha intentado "comprar", aunque, por lo visto hoy, sin éxito, ya que la verbena española no logró calentar al frío público catarí.