"Todos nos inspiramos en nuestros padres", afirma Cheika antes de la final

  • El padre de Michael Cheika fue su crítico más duro como jugador de rugby, pero su coraje dejando Líbano por una nueva vida en Australia fue un ejemplo para el seleccionador de los Wallabies.

Cheika afirmó en una entrevista a la AFP que espera haber enviado ese mensaje de no tener miedo a nada a sus jugadores de cara a la final del sábado del Mundial de rugby contra Nueva Zelanda.

Joseph, el padre de Cheika, dejó Líbano para emigrar a Australia en los cincuenta y su madre lo siguió diez años después.

"Creo que todos nos inspiramos en nuestros padres", dijo el técnico de 48 años.

"Cuando tienes a alguien que deja su país con nada, heredas ese factor de no tener miedo a nada y espero haber pasado eso a mis jugadores", afirma.

Cheika, el único técnico que ha ganado los dos torneos de club más importantes en los dos hemisferios, la Copa de Europa con los irlandeses de Leinster y el Súper 15 con los NSW Waratahs, afirma que hay algo del Líbano en la selección australiana.

Líbano era uno de sus raros sitios con un cruce de culturas, donde eran vecinas una iglesia y una mezquita.

"Este equipo australiano es un cruce de culturas, sin duda", señala Cheika, que tiene al zimbabuense David Pocock, a su capitán Stephen Moore nacido en Arabia Saudí de padres irlandeses y a algunos jugadores procedentes de islas del Pacífico, como el medioscrum Will Genia, nacido en Papúa Nueva Guinea.

"Eso es Australia. Somos todos de diferentes lugares originalmente. Hay algunos jugadores con muchas generaciones como australianos y todos nos respetamos trabajando duro por el otro para construir algo, y eso tiene que ver mucho con la forma en que construyó Australia", señala.

Cheika, que fue un octavo poco famoso en los Randwick de Sídney, nunca fue internacional.

Cuando asumió el cargo de seleccionador hace un año, trató de devolver la moral al equipo. "El trabajo físico y psicológico fueron de la mano", afirma Cheika.

"Nada construye mejor un equipo que trabajar duro juntos, sudando un poco y derramando un poco de sangre juntos, lo que crea un respeto entre todos. También hay un poco de trabajo mental", afirma.

Cheika convenció a la Australian Rugby Union para cambiar las reglas de que jugadores con más de sesenta partidos internacionales, como Matt Giteau y Drew Mitchell, del Toulon, pudieran volver a los Wallabies, y animó a Dean Mumm y Kane Douglas, que no llegaban a esa cifra, para que regresaran a Australia para luchar por un puesto en el equipo.

"Creo que hicimos un plan para hacer más fuerte el equipo, hacer buen rugby y recuperar a los aficionados" afirma, en un equipo en crisis de resultados las últimas temporadas.

"Queremos que nuestros jugadores disfruten, aunque no ganemos todo el tiempo. El estilo de juego que tenemos es el australiano, pero tratamos de hacerlo bien no solo porque sea el estilo australiano", indica.

"Pero es un estilo adaptable cuando no funciona y hay que buscar otras soluciones", añade.

Cheika ha dicho muchas veces que lamenta haberse marchado como jugador a Francia e Italia, lo que le impidió luchar por una plaza en la selección australiana, aunque también afirma haber aprendido mucho de su experiencia en el extranjero.

"Ha sido un poco parte de mi vida. No hay duda sobre ello", afirma Cheika.

"Me ayudó mucho aprender sobre gente diferente, con diferentes experiencias, diferentes culturas y ver cómo te adaptas y sacas lo mejor de la gente y de uno mismo en un ambiente distinto. Nunca cambiaría esa parte de mi vida", concluye.

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