Ayuda del FMI a Grecia Grèce en 2010 manchada de "debilidades" (auditoría)

La ayuda otorgada por el Fondo Monetario Internacional a Grecia en 2010 estuvo manchada de "debilidades" que alimentaron las sospechas de parcialidad de la institución en beneficio de los europeos, según una auditoría interna independiente publicada el jueves.

"Sin juzgar el mérito de la decisión final, las debilidades en el proceso de toma de decisiones crearon la idea de que el FMI trató a Europa de forma diferente", afirma el informe de la Oficina de evaluación independiente (OEI) del Fondo.

El FMI se había asociado entonces a los europeos para otorgar a Grecia el préstamo más importante de su historia (30.000 millones de euros) que fue seguido por otros dos planes de asistencia (2012 y 2015) que jamás lograron sacar al país de la recesión.

El informe está centrado en la decisión adoptada por el Fondo en 2010 de modificar una de sus reglas de oro con el objetivo de reflotar a Grecia, sin exigir una reducción previa de la deuda del país y a pesar de las dudas surgidas sobre su "viabilidad".

"El proceso de modificación se alejó del modo de consulta habitual del FMI, que exige que las decisiones de tal importancia son objeto de un examen riguroso", subraya la OEI, cuya auditoría examina tres planes de ayuda del FMI entre 2010 y 2011 (Grecia, Portugal, Irlanda).

La participación del Consejo de administración del Fondo, que representa a los Estado-miembro, quedó reducida a un papel de "fachada" y la dirección del Fondo, entonces a cargo de Dominique Strauss-Kahn, ignoró el "escepticismo generalizado" de sus asesores, se afirma en el documento.

Consultas más abiertas habrían permitido reducir "la percepción de que el FMI había cedido entre bambalinas a los intereses europeos", subraya la OEI.

El posicionamiento junto a Grecia marcaba sin embargo un compromiso mayor para el Fondo, que jamás había rescatado a un país industrializado, además integrado a una unión monetaria como la zona euro.

Según la auditoría, el rescate de Grecia sin una reducción previa de su deuda "amplificó" la cura de austeridad impuesta al país por sus acreedores europeos, "contribuyendo, al menos en parte, a (provocar) un fuerte contracción de la producción y a una pérdida de apoyo de la población al programa" de ayuda.

En sus recomendaciones finales, la OEI llama al FMI en primer término a cambiar sus procedimientos para "minimizar la posibilidad de intervención política".

En su respuesta al informe, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, niega toda falta de independencia del Fondo y defiende la actuación de la institución ante una crisis en la zona euro "sin precedentes".

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