Más de 40 voluntarios de Greenpeace han intentado inmovilizar a los coches de la marca alemana que se encontraban aparcados en el puerto de Sheerness, en el condado de Kent, quitando las llaves. Los activistas han pegado etiquetas en casi todos los vehículos reclamando a Volkswagen que deje de fabricar motores diésel por el impacto nocivo que tienen en el medio ambiente.
La corporación alemana tuvo que ofrecer compensaciones económicas de miles de millones de dólares a decenas de clientes de Estados Unidos tras admitir en 2015 que había instalado un software ilegal en algunos de sus vehículos para manipular sus emisiones de diésel.
Ante esta acusación, la empresa automovilística señaló que el software en cuestión que alteraba las emisiones no violaba la normativa comunitaria. En la actualidad, la compañía está en proceso de actualización de dicho software y asegura que las modificaciones mantienen las prestaciones de los vehículos.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios