La campaña que realizó Carlos San Juan a principios de año bajo el lema 'Soy mayor, no idiota' donde demandaba un trato más humano por parte de los bancos, ha tenido numerosos resultados. El jubilado de 78 años consiguió recoger más de 600.000 firmas y con ello abrió un gran debate público que terminó con el compromiso de las entidades financieras de poner solución a este problema. Desde la ampliación de sus horarios de ventanilla hasta la atención personalizada y preferente en las sucursales, son algunas de las medidas principales que han tomado las firmas.
Sin embargo, tal y como denuncia la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), aún existen muchas barreras dentro de las entidades que dificultan su acceso y uso por parte de los clientes mayores. Según señalan en un informe, pese al horario más flexible, sigue habiendo exigencias para poder retirar dinero o pagar recibos en ventanilla. Mientras que Banco Santander obliga a sacar como mínimo 600 euros, en BBVA llegan a cobrar hasta 2 euros adicionales cuando se retiran menos de 2.000 euros. Pero hay un servicio extra que hasta cuatro bancos han eliminado de forma permanente.
Libretas de ahorro
Si bien son una herramienta algo desfasada, ya que la mayoría de usuarios utilizan su app de banca online para comprobar las transacciones o la propia tarjeta de crédito o débito para sacar dinero, las libretas o cartillas de ahorro siguen siendo para los clientes mayores un sistema sencillo que saben manejar.
"La mayoría de entidades consultadas las mantienen de forma gratuita, salvo en Kutxabank donde tiene un coste de 6 euros al semestre. Pero en cuatro de las 18 entidades consultadas no emiten ya libretas", apuntan desde OCU. En concreto, las entidades que han eliminado este servicio son:
- Abanca
- Bankinter
- BBVA
- Caja Rural Jaén
Desde la organización de consumidores reclaman mayores propuestas que eviten la exclusión financiera de los jubilados o personas que necesiten mayor atención. Por un lado, piden que se garantice el acceso al dinero en efectivo, pero también, que se desarrollen tecnologías más inclusivas o que ayuden a los clientes a tener mayores conocimientos prácticos para poder estar al día de las necesidades digitales básicas que exigen los bancos.