Digitalización bancaria

La banca se olvida de los mayores y los pueblos: "Hay 20 kilómetros al cajero"

La exclusión bancaria alcanza un grado de mayor vulnerabilidad en las zonas rurales, donde la mezcla entre una población mayor y la pérdida de oficinas ha multiplicado los problemas de acceso a estos servicios.

Una jubilada.
Una jubilada.
Imagen de shurkin_son en Freepik.

Tamajón es un pequeño pueblo al norte de la provincia de de Guadalajara, incrustado en la sierra de Ayllón. Su existencia y sus problemas, como ha pasado con cientos de pueblos pertenecientes a la España vacía, ha pasado desapercibida para mucha gente hasta estos últimos días, cuando se ha dado a conocer la lucha del jubilado Carlos San Juan por la no exclusión de las personas mayores de los servicios financieros. Ahora Eugenio Esteban, alcalde del PP de la localidad, ha protagonizado varias entrevistas en medios y televisiones sobre la pugna que sus vecinos tienen con la entidad financiera que amenaza con dejarles sin el único cajero automático que tienen.

"Desde hace tres años, la oficina del banco solo abre un día por semana. El cajero apenas lleva 15 años, después de mucho trabajo y peticiones para que llegara. Y ahora también nos lo quitan", relataba Esteban, regidor de la pequeña población que alberga habitualmente a 80 habitantes, que ven ahora como su única opción para realizar cualquier trámite bancario pasa por desplazarse a otras localidades. "No queda más remedio que acudir al pueblo más cercano, o en todo caso desplazarse hasta Guadalajara. Y eso si tienes medios propios para desplazarte. Si no los tienes... pues toca buscarse la vida", resume el alcalde de Tamajón. 

Otro vecino de un pueblo en la otra punta de La Alcarria también comenta a La Información que tiene que recorrer "20 kilómetros hasta la oficina más próxima", pero es algo que asumen como normal hasta ahora, porque en cientos de pueblos de este tipo de zonas despobladas nunca han tenido un cajero ni una sucursal bancaria. "Lo habitual es ir un día a la semana a la capital y traerte dinero para comprar en la tienda del pueblo o a los vendedores ambulantes que pasan por aquí", explican con resignación. "Lo de las tarjeras está bien, pero no siempre hay cobertura para que funcionen", rematan.

La exclusión bancaria se ha convertido en un doble abandono hacia los residentes de la España vacía. El proceso comenzó en al año 2008, cuando el sector bancario español dio el pistoletazo de salida a un fulgurante cierre de oficinas y de cajeros por toda España que no han hecho más que incrementarse durante la última década. Los datos del Banco de España, que solo recogen las cifras desde el año 2015 hasta el 2021, hablan de una red que ha perdido más de  10.000 sucursales en solo seis años.

También se ha resentido la red de cajeros que, según los datos de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), han descendido un 22,09% desde el 2008, a medida que el trasvase de las gestiones bancarias vía online ha ido ganando terreno. "Hablamos de una verdadera brecha digital que ocasiona una exclusión financiera flagrante constatable. Y para ser más concretos, quiero llamar la atención sobre las comisiones de retirada de efectivo o la mala práctica detectada de dirigir al mayor al cajero electrónico para que realice el trámite", sostiene la presidenta de Asufin, Patricia Suárez.

El director de la Unión Democrática de Pensionistas y vocal de la Plataforma de Mayores y Pensionistas, Carlos Martínez, denuncia que "el tránsito a lo digital" en la banca se está produciendo "de una forma abrupta y a toda velocidad". "Lo único que pedimos es que haya espacios de transición, no solo desde la banca, también desde agencias de seguros o las teleoperadoras. Porque estas personas son clientes, con unos derechos que están siendo lesionados", asevera Martínez.

De esta forma, el propio Banco de España reconocía en el artículo analítico 'Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España' que existen 1.300.000 personas en una situación que puede considerarse vulnerable. Y, de nuevo es en las áreas de la España Vaciada donde más porcentaje de población tiene más dificultades para disponer de su dinero. Mientras que la media de nuestro país se sitúa en el 2,5%, regiones como Zamora (27,8%), Ávila (21%) o Segovia (19,9%)  tienen a uno de cada cinco habitantes en esta situación.

El alcance mediático de esta problemática ha provocado que el Gobierno haya exigido al sector banacario que tome la iniciativa para paliar esta exclusión. "Tanto la escasez de sucursales bancarias como la falta de capacitaciones digitales es un problema real que afecta en mayor medida a las personas mayores y a los entornos rurales en nuestro país. La inclusión financiera es sin duda un reto que debe abordarse con determinación, ofreciendo medios que garanticen el acceso a los servicios financieros al total de la población", apuntan desde el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, aunque de momento no hay ningún plan a nivel estatal sobre este tema, todo queda en manos de la buena voluntad de la entidad en cuestión.

Un goteo de servicios perdidos

De vuelta en el municipio guadalajareño de Tamajón, Eugenio Esteban reconoce que su pelea por no perder el único dispensador de efectivo del pueblo ha sido la última de una larga serie de pérdidas en las últimas décadas que comprometen el futuro del municipio. "Aquí la poca riqueza que se genera no tiene ninguna clase de retorno. Y la poca que retorna, no lo hace a donde lo necesitamos. Y esto no viene de ahora, es así desde hace muchas décadas", resume con resignación este alcalde.

Una línea que confirma el dirigente de UPD Carlos Martínez, que considera que, incluso en el caso de que la población fuese capaz de gestionar digitalmente sus activos, la falta de conexión a internet en una parte importante de las zonas rurales termina por tirar por tierra cualquier intento de esta digitalización. "La cobertura de banda ancha en estos territorios es tremendamente deficitaria, también en las redes 3G y 4G. Lo comprobaron todas aquellas personas que en lo peor de la pandemia trataron de trabajar desde lugares rurales y que se acabaron marchando por este motivo", apunta. 

"Ahora que está de moda el tema de la despoblación y todo el mundo nos llama. El tema del cajero es anecdótico, pero esto es una consecuencia de la mala planificación administrativa de años en los que se ha vaciado a los pueblos. Al final, vamos a tener que volver a tener el dinero debajo del colchón, como nuestros abuelos", sentencia Esteban.

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