El gobierno de Dilma Rousseff, a un paso de perder el grado de inversión de su deuda soberana, anunció el lunes que presentó al Congreso para 2016 un presupuesto que prevé un déficit primario (antes del pago de intereses de la deuda) de 0,5% del PIB, equivalente a 30.500 millones de reales (USD 8.413 millones al cambio actual).
El viernes, el principal indicador de la bolsa paulista, el Ibovespa, había retrocedido ya un 1,18% al confirmarse que Brasil, la séptima economía del mundo, entró en una recesión en el segundo trimestre que según analistas durará al menos dos años.
El gobierno de Rousseff enfrenta problemas en múltiples frentes: a la recesión se suma una inflación que casi alcanza dos dígitos, un desempleo en alza desde hace siete meses, una gran investigación de corrupción en la estatal Petrobras que afecta al gobernante Partido de los Trabajadores y a otros de la coalición, y turbulencias políticas con el Congreso, donde hay varios legisladores investigados por corrupción que obstaculizan el ajuste fiscal en curso.
En medio de la inestabilidad política y la crisis económica, la popularidad de Rousseff se ha desplomado a un 8% y algunos sectores de la oposición reclaman su destitución.
Durante la jornada del lunes se negociaron en la Bolsa de Sao Paulo 9.167 millones de reales (2.528 millones de dólares al cambio actual) en 1,27 millones de operaciones.
La Bolsa brasileña, una caja de resonancia de la tensión que vive el país por el debilitamiento de la economía y la impopularidad del gobierno, tuvo una caída de 8,33% en agosto, y en lo que va del año acumula un retroceso de 6,76%.
En 2014 cayó un 2,91%, después de registrar un retroceso de 15,5% el año anterior.
lbc/aic
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