Botín & Botín tienen la llave de la reordenación de la banca mediana

  • Más allá de las cifras, la unión que negocian Sabadell y Guipuzcoano remueve las entrañas de la banca mediana. Banesto y Bankinter –es decir, Jaime y Emilio Botín- tienen la llave que abre la puerta de la reordenación final del sector. Pastor es, de momento y por decisión propia, un mero espectador. Mientras, Popular espera acontecimientos.
E.Utrera

Los analistas estaban de acuerdo cuando expiraba el año pasado: 2010 sería un vía crucis para la banca mediana. De momento, las grandes cifras del sector han capeado la primera parte del ejercicio más que dignamente si se tienen en cuenta las circunstancias: la marca España está por los suelos y el deterioro inmobiliario continúa imparable.

Además, las cajas de ahorros han robado muy a su pesar el primer plano a los bancos medianos, que fuera de los grandes focos han podido gestionar con más tranquilidad una realidad que no puede estar más cargada de incertidumbres. Pero el período de gracia ha terminado. La integración de Sabadell y Guipuzcoano trasciende a las cifras. Responde a la necesidad de ganar tamaño para afrontar un futuro inmediato que amenaza con llevarse por delante a los pequeños.

“El problema es de visibilidad. Y el futuro de la banca mediana, tan ligada a la realidad económica de España, no puede ser más incierto ni imprevisible”, asegura el analista bancario de una gran firma internacional.

La realidad es que hay demasiados frentes abiertos de par en par: desde el impacto real de las nuevas reglas del juego del Banco de España en materia de provisiones y valoraciones de su riesgo inmobiliario, pasando por el veredicto que den los mercados a la reforma laboral que por fin se aprobará la semana que viene hasta la evolución de la economía española hasta finales de año.

A las reacciones de los inversores –los mismos que encarecieron el coste de los bonos españoles a tres años un 67% el pasado jueves- y a la evolución de la economía española están esperando los banqueros que tienen en sus manos el futuro de la banca mediana y que comparten el mismo apellido: Botín.Jaime Botín es el segundo accionista de Bankinter, sólo por detrás del francés Credit Agricole, dueño de alrededor del 23% del capital.

El banco, el menos tocado del sistema financiero español por la lacra del crédito promotor, es objeto de todo tipo de especulaciones. En el mercado había el viernes encendidos comentarios sobre su valoración, de algo más de 2.300 millones de euros, justo la mitad que los 4.600 de Banesto. Un canje perfecto de una por dos, máxime a la vista de que la integración de Guipuzcoano y Sabadell será con intercambio de acciones.

Los rumores sobre una fusión Banesto-Bankinter son recurrentes y ya fueron muy fuertes en 2008. Grandes bancos de inversión como Merrill Lynch aseguraban entonces que este matrimonio era el que tenía más sentido estratégico en la banca mediana española.

Claro que lo de Banesto es otra historia. Es una filial de Banco Santander y, a los ojos del consejero delegado Alfredo Sáenz, una parte más de la red. Un apéndice que podría ser integrado en la matriz si vienen mal dadas lanzando al mercado el mensaje de las sinergias y el ahorro de costes. Claro que la decisión final es de Emilio Botín, que nunca ha dejado de considerar Banesto como una moneda de cambio. Claro que a los actuales precios y con las dificultades de cualquier comprador para financiar operaciones, el presidente del grupo cántabro difícilmente le van a salir las cuentas.

Fusión abierta

La otra gran especulación gira alrededor de la posibilidad de que, como el SIP que lideran Cajamadrid y Bancaja, el grupo que diseñan Sabadell y Guipuzcoano no esté cerrado. Bankinter, un banco muy especial por las particularidades de su clientela y por su apuesta por la tecnología, no se da por enterado de una posible invitación. Pastor, que pelea por mantener un valor en bolsa superior a los 1.000 millones –la cifra es igual que los 900 millones de su exposición al ladrillo-, tampoco.

El caso de Popular es especial. Acuciado por el riesgo promotor y unos dos últimos años de los más movidos en la alta dirección del grupo, ningún banco mediano se identifica más con la marca España. Con 6.000 millones de valor en bolsa, Popular tiene la llave del tamaño en un sector que si la situación de España SA no da una vuelta espectacular no podrá descartar ninguna opción.

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