Canfranc recuerda a cientos de judíos que huyeron de nazis por su estación

  • La estación internacional de Canfranc (Huesca) ha sido escenario de un acto de reconocimiento histórico al papel que desempeñó este enclave fronterizo durante la Segunda Guerra Mundial como vía de escape para cientos de judíos que huían de los nazis.

Zaragoza, 30 oct.- La estación internacional de Canfranc (Huesca) ha sido escenario de un acto de reconocimiento histórico al papel que desempeñó este enclave fronterizo durante la Segunda Guerra Mundial como vía de escape para cientos de judíos que huían de los nazis.

Una delegación del centro Sefarad-Israel, institución con sede en Madrid que pretende fomentar el conocimiento de la cultura judía y la cooperación entre las sociedades española e israelí, ha sido la protagonista de esta iniciativa, en la que también han participado responsables de Suelo y Vivienda de Aragón y autoridades locales.

De este modo, se ha llevado a cabo una visita al vestíbulo de la estación, donde, desde el pasado verano, se explica la relevancia histórica del edificio como enlace ferroviario clave durante el siglo XX y, especialmente, durante la II Guerra Mundial, informa el Gobierno de Aragón en un comunicado.

El objetivo de esta iniciativa era establecer un primer contacto con esta asociación, con la que se ha planteado la posibilidad de promover futuras acciones de dinamización cultural y reconocimiento histórico del valor que tuvo Canfranc para cientos de judíos.

El periodista Ramón J. Campo, que ha documentado los acontecimientos que ocurrieron en esta etapa histórica en el Pirineo aragonés, ha impartido una breve charla a los asistentes para explicar cómo la estación de Canfranc se convirtió en un paso fundamental para la huida de cientos de judíos exiliados y de otros represaliados.

Según ha explicado, esta estación pirenaica era "el primer punto de libertad" para estas personas que tomaban el tren en Canfranc con destino a Madrid y, en muchos casos, hacían transbordo en la capital española con destino a Portugal, desde donde embarcaban al continente americano.

Desgraciadamente, muchos otros no lograron su objetivo y fueron detenidos por la Gestapo y las SS alemanas, que controlaron la parte francesa de la estación entre el invierno de 1942 y el verano de 1944.

En el acto se ha reconocido también la figura de Albert Le Lay, el jefe de aduanas francés de la estación, cuya historia y la de otros protagonistas ha sido plasmada recientemente en dos largometrajes: "Juego de espías", del propio Ramón J. Campo, y "El Rey de Canfranc", que se exhibe en la actualidad en las salas de cine.

Le Lay fue un espía aliado desde enero de 1941 hasta septiembre de 1943, cuando tuvo que huir hasta Argel perseguido por la Gestapo y la Policía española.

Jugó un doble papel permitiendo, por un lado, el transporte de oro y wolframio entre Hitler y Franco, mientras asumía los riesgos de facilitar la huida a cientos de judíos y canalizar los mensajes del espionaje de la Resistencia hasta Londres, vía Madrid.

Tuvo además vínculos familiares con el llamado "Schindler aragonés", Ángel Sanz Briz, diplomático zaragozano que, con una estratagema en la expedición de salvoconductos, salvó a unos 5.000 judíos en Hungría.

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