Central sindical de EE.UU. expresa preocupación por el acuerdo transpacífico

  • La central sindical estadounidense AFL-CIO, que hace dos décadas perdió su batalla contra el tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA), está preocupada por el derrotero que está tomando la negociación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), del cual forman parte Perú y Chile.

Washington, 11 sep.- La central sindical estadounidense AFL-CIO, que hace dos décadas perdió su batalla contra el tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA), está preocupada por el derrotero que está tomando la negociación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), del cual forman parte Perú y Chile.

"Si bien al comienzo de las negociaciones el acuerdo tenía un gran potencial para establecer reglas comerciales que beneficiaran a los pueblos, ahora luce como otro en una larga ristra de pactos comerciales que benefician a las empresas a costa de los trabajadores", señala una resolución en la convención de la AFL-CIO que concluye hoy en Los Ángeles.

La organización, que representa a unos 12 millones de trabajadores en una fuerza laboral de 160 millones de personas, opina que el acuerdo transpacífico (TPP por su sigla en inglés), al igual que otros de libre comercio, no protegerá los derechos de los trabajadores.

La central sindical ya ha lanzado una campaña de avisos audiovisuales con la consigna "el TPP será una realidad si no hacemos algo".

El acuerdo original, llamado Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPSEP), fue firmado originalmente por Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur el 3 de junio de 2005 y entró en vigencia el 1 de enero de 2006.

El TPP, en negociación desde 2010, constituye una expansión muy ambiciosa del acuerdo original.

En la ronda de negociaciones más reciente, realizada en agosto en Brunei, participaron ese país, Estados Unidos, Australia, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Según Celeste Drake, especialista en política comercial de la central sindical, los medios de comunicación principales "que son propiedad de las mismas empresas que cosecharán beneficios enormes con este pacto, no informan sobre el impacto devastador que tendrá el acuerdo sobre las industrias" estadounidenses.

"Estados Unidos ya ha perdido casi 2,1 millones de empleos fabriles debido a las políticas comerciales con China", agregó. "No podemos darnos el lujo de seguir negociando para perder más empleos".

Uno de los problemas más graves, desde el punto de vista de los sindicatos es determinar si las violaciones de las reglas laborales que finalmente formen parte del pacto estarán sujetas al mismo tipo de sanciones que las estipuladas para las violaciones de las reglas comerciales.

Éste ya fue un punto por el cual la AFL-CIO batalló a comienzos de la década de los 90 cuando Estados Unidos, México y Canadá negociaban el acuerdo que se conoce como NAFTA y que, según la organización sindical, ha causado directamente la pérdida de unos 700.000 puestos de trabajo en EE.UU.

El impacto indirecto de ese acuerdo y otros pactos similares firmados por Estados Unidos con otros países, incluye el debilitamiento de los sueldos y la pérdida de empleos de tiempo completo y con beneficios como seguro médico y vacación pagada, como resultado de la competencia de mano de obra más barata y no sindicalizada.

La resolución de la AFL-CIO reitera, asimismo, la oposición de la central sindical al trámite parlamentario rápido (fast track), un mecanismo que permite que el poder ejecutivo negocie los acuerdos con otros países y luego los someta al Congreso para aprobación o rechazo, sin posibilidad de enmiendas.

El trámite rápido, indica la resolución sindical, "es un proceso antidemocrático y totalmente inadecuado para brindar transparencia, la rendición de cuentas y la supervisión necesarias en esta tarea".

Drake indicó que los sindicatos buscarán apoyo en el Congreso de Estados Unidos para un trámite que permita la contribución de otros sectores de la sociedad antes de que se llegue a textos negociados a puertas cerradas entre los gobiernos y con las empresas.

Según la AFL-CIO, "las grandes empresas tratan de manipular el TPP, un acuerdo que se negocia en secreto y será más grande que NAFTA, para aumentar su poder sobre la economía global".

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