China deberá liberar el yuan para que sea divisa mundial, dice banco central

  • Si China quiere que su moneda nacional, el yuan, se convierta, como tiene planeado Pekín, en una de las divisas clave para el comercio internacional, deberá dejar de intervenir en el cambio de su moneda, fortalecer sus mercados financieros y equilibrar su economía, advirtió su banco central.

Shanghái (China), 18 jun.- Si China quiere que su moneda nacional, el yuan, se convierta, como tiene planeado Pekín, en una de las divisas clave para el comercio internacional, deberá dejar de intervenir en el cambio de su moneda, fortalecer sus mercados financieros y equilibrar su economía, advirtió su banco central.

Según recoge hoy el diario oficial Shanghái Daily, estos son los tres grandes problemas que debe superar China para que cada vez más países cuenten con el yuan en sus reservas de divisas y en sus transacciones internacionales, según un informe vinculado al Banco Popular de China (central).

"En el proceso de internacionalización del yuan, será difícil ganar la confianza de la comunidad internacional en el valor de la divisa si la política monetaria carece de suficiente independencia", destaca el informe, editado por Chen Yulu, del Instituto Monetario Internacional de la Universidad Renmin ("Popular") de Pekín.

Chen coordinó el informe como consejero académico del banco central chino y presidente de la propia universidad.

China intenta promover un mayor uso internacional del yuan como divisa de inversiones y comercio, para reducir el dominio mundial del dólar y reducir, de paso, su propia dependencia de la moneda estadounidense.

Sin embargo, el país comunista mantiene su control sobre el cambio del yuan y limita los flujos de capitales de inversión que entran y salen del país.

Entre los temas que se discutirán esta semana en la cumbre del G20 de Los Cabos (México), Alemania tiene previsto que se trate de nuevo el cambio del yuan, sobre el que Occidente, sobre todo Estados Unidos, lleva años pidiendo a Pekín que lo libere para no mantenerlo artificialmente bajo, lo que favorece a las exportaciones chinas.

El viernes pasado el banco central chino fortaleció la tasa de referencia del cambio del yuan, para aligerar las críticas a la política monetaria China en el G20, con lo que el yuan cayó un 1,1 por ciento frente al dólar en lo que va de año, aunque aumentó su valor un 4,7 por ciento ante a la moneda estadounidense en 2011.

En su primera evaluación del sistema financiero chino, publicado en noviembre pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó que China tiene crecientes "puntos débiles financieros" y que para superarlos necesita revisar su sistema bancario, controlado por el Estado.

Según el FMI, es necesario que China cambie la manera en que fija sus tipos de interés, y que permita que el yuan cotice de manera más libre, para que pueda ayudar a contener los riesgos del sistema financiero del país.

En la misma línea, el informe del banco central advierte ahora de que un sistema cambiario del yuan "excesivamente rígido" sólo "crea dudas" sobre la independencia del propio Banco Popular de China.

Por ello, recomienda que el sistema se haga "más abierto y transparente", mediante un mecanismo en que el yuan se valore (de manera más libre que en la actualidad) frente a una cesta de divisas internacionales "lo antes posible".

Eso, concluyó el informe, enviará una señal "clara y convincente" de que el yuan no está vinculado a una sola moneda (el dólar) y de que sus fluctuaciones son el resultado de diferentes factores, incluida la oferta y la demanda en el mercado de divisas internacional.

El plan económico quinquenal 2011-2015 de China prevé que el Estado siga flexibilizando su tipo cambiario del yuan, y en abril pasado el banco central chino expandió, por primera vez desde 2007, la banda de fluctuación diaria posible del yuan ante el dólar, hasta un 1 por ciento, desde el 0,5 por ciento anterior.

China prevé además que Shanghái sea en 2015 el centro mundial para el comercio, la clarificación y el establecimiento de precios del yuan, y que, así, en 2020 sea un centro financiero mundial de la talla de Londres, Tokio o Nueva York.

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