Slim abronca a la banca de inversión más vip por ocultar "acciones bajo el asiento"

  • El magnate mexicano fue la gran atracción en el primer 'Investor Day' de la constructora FFC, dónde en todo momento dominó a placer la presentación.
Carlos Slim, FCC
Carlos Slim, FCC

La novena planta de la Torre Realia, engalanada para la ocasión, presentaba un llenó hasta la bandera. El respetable, por seguir con el argot taurino, conformado por la flor y nata de la inversión en España, venía con un propósito entre ceja y ceja: Carlos Slim. El magnate mexicano era el principal protagonista del primer ‘Investor Day’ de la constructora FCC. Aunque más bien importaba poco el telón de fondo, la sala se habría llenado igual si Slim hubiera aparecido para hablar de la tienda de golosinas de la calle de al lado.

Probablemente, no haya otro elemento con mayor poder de atracción para un inversor que la presencia de un magnate. Además, uno con personalidad, hecho a sí mismo y con una de las fortunas más grandes del mundo. Una atracción que, por ejemplo, una y otra vez se demostraba en los años en los que otro magnate, Warren Buffett, celebraba sus famosos 'meet and gree'. En aquellos eventos los inversores y accionistas de la firma del inversor, Berkshire Hathaway, colapsaban salas enteras por poder escuchar y conocer al genio.

Slim, conocedor del fervor que despierta, se comportó seguro de sí mismo. La situación era, además, muy propicia para él, puesto que era consciente que prácticamente la totalidad de las personas presentes habían ido solo a verlo. Con ello, se tomó la libertad de llevar la conversación en todo momento a su terreno, dejar los mensajes pretendidos y no dejar pasar la ocasión de abroncar a los propios inversores españoles. "Tienen las acciones debajo del asiento", replicó a muchos de los asistentes.

En concreto, la pregunta inicial versaba sobre si Slim tenía previsto aumentar el capital flotante de la firma, volumen de acciones para su negociación en los mercados. La idea es que sin un mayor volumen de acciones, no puede darse mayor negociación de las mismas. Sin ello, la firma no puede entrar en el mercado en el que debería operar por capitalización, el Ibex. Ante la pregunta punzante del analista, Slim se desenvolvió con soltura y no le tembló el pulso para culpar a los inversores por ser ellos quien de verdad ocultaban las acciones. El choque alcanzó su punto culminante cuando uno de los pesos pesados de los asistentes, Álvaro Guzman, de AzValor, ponía en un brete a Slim al ratificar que él era uno de los que tenían dichas acciones. "¿Y qué?", le faltó decir. La cosa no fue a más, y Guzmán se limitó a hacer una pregunta de cortesía después de sacar los dientes ante el ingeniero.

Guzmán, que destaca por ser uno de los discípulos más avezados del considerado por muchos el mejor inversor español, Francisco García Paramés, no fue el único asistente de renombre. La sala concentraba a cerca de medio centenar de inversores de entre lo más granado del panorama de la inversión: JB Capital Markets, Kepler Cheuvreux, la misma AzValor o desde las gestoras de las grandes entidades españolas como BBVA o Bankinter.

Slim sacó pecho por salvar FCC

A lo largo de su intervención, Slim ha dejado una serie de mensajes importantes a los asistentes. Desde los nuevos retos y el futuro de la compañía, la reprimenda a la banca, hasta animar indirectamente a los inversores de FCC con una promesa de dividendos, matizado después de que se hará por la forma del ‘scrip dividend’. Aunque el mensaje más claro que ha dejado el magnate mexicano es que su llegada a la empresa ha sido poco menos que salvadora. Además, ante la atenta mirada de las máximas responsables de la empresa cuando llegó: la presidenta, Esther Koplowitz y su hija, Esther Alcocer.

El mexicano ha querido sacar pecho ante la prensa y los inversores del trabajo conseguido. Además, que se trata de una de las máximas que siempre ha defendido: "Mi meta es hacer crecer a las compañías". En el fondo tampoco le faltaba razón a Slim dada la debilidad financiera que afrontaba la firma cuando el llegó a finales de 2014, en especial en el aspecto de la cantidad ingente de deuda que atesoraba.

Entre 2013 y 2014, la capacidad de cobertura que poseía la constructora de los intereses era de cero, debido a que mantenía el beneficio de explotación después de amortizaciones en negativo. Además, el patrimonio neto era ridículo frente a los pasivos, en un coeficiente de 1 euro de fondos propios por cada 25 de deuda neta. Por último, el valor más preocupante era, el poco conocido, ratio Altman Z-Score, desarrollado en la Universidad de Nueva York, hace más de cuatro décadas, que busca establecer una de relaciones sencillas en el balance para anticipar una suspensión de pagos. En términos generales, un ratio Altman de 2,9 significa que no hay riesgo, mientras que por debajo del 1,22 se trata de una posibilidad alta. FCC marcó en 2012 un -0,7, en 2013 un -2,4 y en 2014 un -0,2, lo que habla a las claras de las dificultades de la constructora.

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