De la chatarra a las "cuatro torres". El acero reciclado en infraestructuras

  • Una lata de refresco, un clip, una lavadora estropeada, todo acaba en chatarra. Lo que quizá muy pocos sepan es que gracias a un proceso de reciclaje permanente, el acero vuelve a la vida como parte de un barco, de un puente o del entramado de los rascacielos, como las "cuatro torres" de Madrid.

Cora Serrano

Madrid, 15 jun.- Una lata de refresco, un clip, una lavadora estropeada, todo acaba en chatarra. Lo que quizá muy pocos sepan es que gracias a un proceso de reciclaje permanente, el acero vuelve a la vida como parte de un barco, de un puente o del entramado de los rascacielos, como las "cuatro torres" de Madrid.

Pocos materiales perduran tanto en el tiempo como el acero; hasta el punto de que actualmente seguimos reciclando acero producido hace más de siglo y medio, indica el presidente de la patronal siderúrgica Unesid, Gonzalo Urquijo.

El acero es el material que más se recicla en España, con más de 11,2 millones de toneladas al año. Una cifra que sitúa a nuestro país como uno de los mayores recicladores de la Unión Europea, junto con Italia y Alemania, de acuerdo con los datos publicados en el último informe Iris de la industria siderúrgica española.

Las ventajas de este proceso son evidentes. Por cada tonelada de acero que se recicla, la industria siderúrgica ahorra alrededor de una tonelada y media de mineral de hierro, un 80 % de energía, un 85 % de agua y un 95 % de carbón.

Este proceso tecnológico es además ineludible si se tiene en cuenta que la producción mundial de acero se ha multiplicado por casi 60 en los últimos 100 años y que su demanda va unida, indiscutiblemente, al desarrollo de los países emergentes.

Todo se hace de acero: edificios, puentes, automóviles, barcos, trenes, electrodomésticos, envases, maquinaria industrial, conducciones de gas, de agua, plantas industriales, teléfonos móviles, ordenadores, aerogeneradores, paneles solares, bicicletas, aviones, autobuses, cubiertos, vigas, herramientas.

De hecho, el acero es un material primordial en el sector de la construcción, en el que se emplea para reforzar cimientos, armar hormigón, formar el armazón de los edificios en incluso para revestirlos.

Es el caso del Eight Spruce Street o también conocido como "New York by Gehry", el primer rascacielos del conocido arquitecto Frank Gehry y que está recubierto de paneles ondulantes de acero inoxidable combinados con cristal.

Además de las infraestructuras, otro de los mercados clave del acero es la automoción, donde se emplea para el chasis, la carrocería o numerosas piezas del motor. También lo es el sector energético, en el que forma parte de las infraestructuras, entre ellas las que hacen posible las renovables.

Pero ¿cómo se recicla el acero? Una vez que se ha recogido gracias a los contenedores amarillos destinados a los envases, a los puntos limpios, a las plantas de tratamiento de residuos o a las empresas de recogida, la chatarra se prensa en bloques que se vuelven a enviar a la acería para ser reutilizados.

Tras desechar los elementos peligrosos, radiactivos, o inflamables, se funde la chatarra en un horno eléctrico de arco (HEA) y posteriormente comienzan los tratamientos termo mecánicos en función del uso que se le quiera dar al producto, explica a EFE el responsable de medio ambiente de la patronal Unesid, Santiago Oliver.

Desde 1900 se han reciclado en el mundo 22.000 millones de toneladas de acero.

Así, hoy se podría construir el Golden Gate de San Francisco con la mitad de acero que se utilizó en 1937 e incluso el rascacielos más grande del mundo, el Burj Jalifa (828 metros) tiene la mitad de acero del que se utilizó para el Empire State (443 metros).

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