El yen en su máximo de posguerra por la necesidad de financiar la reconstrucción

  • Osaka (Japón).- El yen alcanzó hoy frente al dólar su máximo desde el fin de la II Guerra Mundial a la espera de que Japón tenga que hacer uso un gran volumen de fondos para financiar la reconstrucción tras el terremoto del 11 de marzo y la crisis nuclear.

El ministro japonés de Economía considera la apreciación del yen extremadamente especulativa
El ministro japonés de Economía considera la apreciación del yen extremadamente especulativa

Osaka (Japón).- El yen alcanzó hoy frente al dólar su máximo desde el fin de la II Guerra Mundial a la espera de que Japón tenga que hacer uso un gran volumen de fondos para financiar la reconstrucción tras el terremoto del 11 de marzo y la crisis nuclear.

La moneda nipona alcanzó en las últimas 24 horas en mercados como Nueva York o Sídney la banda de los 76 yenes y, aunque se recuperó 3 yenes al cierre de hoy en Tokio esta tarde, llegó a tocar en esos parqués su nivel más bajo desde 1945.

Los movimientos especuladores en el mercado tuvieron en cuenta el gran volumen de fondos en yenes que el Gobierno y las empresas niponas tendrán que utilizar para financiar una recuperación que se espera larga y costosa.

El terremoto de 9 grados, el mayor en Japón en 140 años, y la crisis en la central nuclear de Fukushima (Daiichi) han alimentado movimientos especuladores en los mercados como los que se dieron tras el gran terremoto de Kobe de 1995, que no obstante no tuvieron el alcance de esta tragedia nacional.

El ministro de Finanzas de Japón, Yoshihiko Noda, dijo hoy que estas fluctuaciones repentinas en el valor del yen se deben a comportamientos "extremadamente especulativos" y sin "ninguna base".

Noda desmintió que las aseguradoras niponas estén repatriando fondos del extranjero para hacer frente al gran número de reclamaciones y pagos tras este gran desastre natural que ha afectado en menor o mayor medida a todo el noreste de Japón.

Mientras tanto, el Banco de Japón (BOJ) intentó hoy rebajar el pánico de los inversores en la Bolsa de Tokio con una inyección de 6 billones de yenes (54.534 millones de euros) por cuarto día consecutivo.

Esto eleva el volumen de los fondos utilizados para animar a los mercados desde el lunes a los 34 billones de yenes (309.000 millones de euros).

El amplio colchón de liquidez que ha puesto Japón para tranquilizar a los inversores tras el terremoto del pasado viernes consiguió hoy reducir las caídas del índice Nikkei de la Bolsa de Tokio al 1,5 por ciento.

Tras perder desde el lunes cerca del 7 por ciento, la Bolsa tokiota parece haber corregido sus abruptas caídas, aunque la situación de incertidumbre que vive Japón no permiten adelantar una solución fácil.

Los expertos creen que el país realizará una gran intervención en el mercado de divisas para frenar las subidas del yen y permitir que la Bolsa de Tokio se recupere de sus caídas, mientras que los exportadores esperan una moneda nipona más débil acelere sus ventas al exterior.

El viernes por la mañana en Tokio, Noda se entrevistará por teleconferencia con los ministros de Finanzas y jefes de Bancos Centrales del G7 para analizar el impacto del gran terremoto de Tohoku del 11 de marzo y de sus consecuencias, entre ellas una importante crisis nuclear a 250 kilómetros de Tokio.

En la reunión a distancia, los miembros del G7 podrían dar un consentimiento velado a un plan de Tokio para intervenir su moneda para reconducir la situación económica de Japón, que antes del terremoto luchaba por mantener la senda de crecimiento.

También se espera que la catástrofe del terremoto conlleve que la política de tipos de interés a cero se prologue mucho más, ya que las empresas necesitan financiar la reconstrucción, lo que indirectamente alimenta un yen fuerte.

Como complemento para evitar que las consecuencias del terremoto trunquen la fortaleza económica de Japón, tercera economía mundial, el secretario general del gobernante Partido Democrático, Katsuya Okada, anunció hoy un presupuesto extra, que cuenta con el apoyo de la oposición, para embarcarse en una reconstrucción que no ha hecho más que empezar.

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