De cara a las elecciones generales 

Moncloa busca hacer gala de los hitos de la presidencia europea en campaña electoral

El Gobierno ha tratado de marcar perfil en Europa desde el inicio de la legislatura, sin embargo, es complicado que vaya a traducirse en votos a pesar de reforzar la imagen del presidente frente al resto de los candidatos. 

Pedro Sánchez
Moncloa busca hacer gala de los hitos de la presidencia europea en campaña electoral. 
EUROPA PRESS

A menos de un mes de la cita en las urnas para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, Moncloa ya tiene la vista puesta en la siguiente fecha marcada en el calendario de 2023, el 1 de julio, cuando España asumirá la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea y tomará el testigo de Suecia. El rol que jugará el país durante el segundo semestre del año será el de establecer el orden del día en las reuniones que tengan lugar tanto en Bruselas como en Luxemburgo y ejercer de anfitrión en los encuentros que van a tener lugar en territorio español. Sin embargo, el Gobierno no le resta importancia y ya lleva meses preparando la agenda que contribuya a la proyección internacional de Pedro Sánchez y deje hitos de los que hacer gala en la campaña electoral de las elecciones generales, que tendrá lugar en el mismo periodo. 

Los diferentes ministerios han anunciado los retos que esperan abordar en el marco de sus carteras: la gran reforma fiscal, el impulso de la economía verde o la intensificación de las relaciones comerciales con América Latina. No obstante, parece complicado que el votante nacional llegue a tener estas variables en cuenta a la hora de decidir su voto, por mucho que el balance de la presidencia rotatoria coincida con la jornada electoral, que si no hay sorpresas, será en diciembre. Daniel Gil, politólogo y analista en Political Room hace referencia a una encuesta elaborada por el Real Instituto Elcano en la que se recogía que el 44% de los españoles desconocía que a España le tocaba asumir este cargo durante la segunda parte de 2023. "Sabemos que la política internacional en general no da votos, con la excepción de EEUU. En los últimos años, los límites entre lo nacional y lo global se han difuminado, más aún en el caso de Europa, pero es difícil que los españoles no piensen más a la hora de votar en la inflación, el empleo o la sanidad que en la relación con Ursula von der Leyen", apunta en conversación con La Información. 

"El Gobierno ha intentado durante todo el mandato reforzar mucho el papel europeo y europeísta de Sánchez, la credibilidad que le otorgan sus buenas relaciones con las instituciones europeas y los miembros más importantes, como Francia y Alemania", aprecia. "La presidencia del Consejo le va a otorgar mayor visibilidad mediática a esas relaciones, va a estar reunido con diferentes líderes de forma más o menos constante. Lógicamente, coincidiendo con la campaña electoral, intentarán reforzarlo y crear el discurso de que España es un país respetado a nivel internacional", señala. Gil entiende que todo ello puede contribuir a reforzar la imagen del Gobierno en los medios, ya que la población sí que valora esta serie de gestos. No obstante, pone sobre la palestra la negociación del tope al gas como ejemplo de que al ciudadano no le importa pagar menos que los franceses por la energía, sino el hecho de que paga más que el año anterior, lo que difumina el logro de haber sido capaces de imponer las tesis nacionales en Bruselas. 

"Instrumento para dar una imagen favorable" 

En el mismo sentido apunta Alejandro Solís, politólogo y analista político y electoral, que coincide en que el equipo de Pedro Sánchez va a intentar trasladar, en la medida de lo posible, la presidencia del Consejo de la UE al plano nacional de cara a las elecciones de final de año a modo de escaparate de su gestión. "No creo que vayan a hacerlo en cuanto a medidas concretas que hayan podido aprobar en esos seis meses, sino más bien como instrumento para dar una imagen favorable al Gobierno tanto dentro como fuera de España", explica a este diario. Además, el politólogo subraya la importancia de que Moncloa haya decidido distribuir los diferentes encuentros que tendrán lugar durante el semestre a lo largo del territorio español, ya que esto no deja de ser un gesto hacia esas regiones, más allá de cuál sea el resultado de las elecciones municipales y autonómicas. 

Solís entiende que la prioridad de los despachos de Moncloa va a ser trasladar una imagen de solvencia, de rigor y de respeto internacional. "España no es país euroescéptico, por lo que es relevante que asuma la presidencia del Consejo justo cuando hay elecciones generales, ya que puede aportarle atributos positivos al Gobierno". Por ello, el analista no descarta que este evento pueda reportarle votos al PSOE o a sus socios, aunque no lo haga de forma directa. "Si un determinado votante moderado ajeno a la discusión política, a la polarización, busca orden, estabilidad, experiencia en la gestión, puede ver estos valores reflejados en el Gobierno. No creo que esto pueda traducirse en votos directos, pero sí evitar fugas de su electorado o atraer a ciudadanos indecisos", valora. 

"España no es un país euroescéptico, por lo que es relevante que asuma la presidencia del consejo justo cuando hay elecciones generales"

Sin embargo, recalca la importancia de que más allá de que el ciudadano valore esta etapa como un fenómeno importante para el país, Moncloa lo haga comprensible. "Suele decirse que no vale con que un acontecimiento sea relevante, sino que tiene que generar interés para el ciudadano medio, esa es la labor del Gobierno, hacerlo más asequible para el público general". Esto último es lo que puede dotar al Ejecutivo central de un elemento diferencial frente a la oposición, en concreto, respecto al Partido Popular. "El PP trata de vender las victorias del 28 de mayo como un cambio de ciclo o la primera vuelta de las elecciones generales, por lo que el PSOE puede responder dando una imagen de partido de Estado, de orden, que no pacta con los antisistemas", mientras que el partido liderado por Feijóo puede que sí se vea obligado a cerrar gobiernos con Vox tras la cita electoral de mayo, como ya hizo en Castilla y León, pondera el experto. 

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