Empresarios de asturias se ponen en la piel de personas con discapacidad


Una veintena de empresarios de Asturias vivieron hoy en primera persona las dificultades a las que se enfrentan las personas con discapacidad. Gracias al uso de antifaces y sillas de ruedas conocieron qué significa vivir con una ceguera, sordera o con movilidad reducida. El grupo de participantes calificó esta experiencia de muy positiva y mostró interés por trasladar esta iniciativa dentro de sus propias empresas.
Enfrentarse a los problemas que vive una persona con discapacidad en su día a día fue el objetivo de la jornada que FSC Inserta, entidad de Fundación ONCE para la inclusión laboral y la formación de personas con discapacidad, desarrolló este martes en Oviedo dentro de la campaña de sensibilización ‘Capacitados’.
Toda la actividad de FSC Inserta, planes y programas de formación a través de cursos y talleres para el empleo de las personas con discapacidad y la intermediación laboral con el mundo empresarial, se enmarca en el Programa Por Talento, que cuenta con la cofinanciación de Fundación ONCE y del Fondo Social Europeo.
Para avanzar en el conocimiento y la sensibilización acerca de las barreras que el entorno impone a las personas con discapacidad, así como su talento y capacidades, FSC Inserta lleva a cabo iniciativas como esta, en la que representantes del tejido empresarial se vieron privados del sentido de la vista y de la movilidad gracias al uso de antifaces y sillas de ruedas. Un gesto “muy atrevido” que agradeció el delegado de ONCE de Asturias, Pedro Ortiz, quien presentó este acto en compañía de la presidenta del Consejo Territorial de ONCE Asturias, Aitana Martínez, y de la delegada de FSC Inserta en Asturias, Carmen Montes.
“El desconocimiento genera miedo y el miedo rechazo y por esto estamos hoy aquí. Que se pongan en la piel de una persona con discapacidad facilita que se mejore nuestra inclusión en el mercado laboral. Nosotros apostamos por el talento y es importante ver a la persona antes que la discapacidad”, resaltó Montes.
Una idea con la que se mostró de acuerdo Mila Suárez Llana, miembro del Comité de Diversidad y Discapacidad de la empresa multinacional de origen estadounidense DuPont, dedicada fundamentalmente a varias ramas industriales de la química. “Las empresas grandes deberíamos hacer este tipo de actividades para darnos cuenta de cómo se siente una persona con discapacidad. Es nuestra obligación concienciar para que dentro de las empresas se eliminen las barreras arquitectónicas”, afirmó Suárez Llana.
La mayoría de los participantes reconoció que se sentían mucho más cómodos en la silla de ruedas que en la simulación de la ceguera porque en este caso debían de confiar completamente en el bastón o en el apoyo que les prestaba otra persona. Así lo señalaba Sergio Álvarez, del Departamento de RRHH de IKEA en Asturias: “Lo que más me costó fue no ver nada porque con el bastón vas a ras de suelo, sin embargo con la silla por lo menos vas viendo los obstáculos y, aunque sea muy difícil sortearlos, no tienes esa sensación de inseguridad”.
Todos los empresarios recalcaron que es increíble cómo al privarte de uno de tus sentidos inmediatamente empiezas a estimular el resto y muchos no sabían como definirlo. “Es algo completamente distinto, no es fácil explicarlo con palabras. Hoy me voy de aquí con el concepto muy claro de lo que significa tener una discapacidad y el esfuerzo que supone salir a la calle todos los días por la cantidad de barreras que se encuentran”, concluía Celso Álvarez, el coordinador territorial de la zona norte de Ibermutuamur.

Mostrar comentarios