España ha captado cerca del 60 % de sus necesidades para 2013 a menor coste

  • España ha captado en los primeros cinco meses del año en distintas emisiones de deuda más de 115.000 millones de euros, cerca del 60 % de sus necesidades de liquidez para este ejercicio, con una sustancial rebaja en sus costes de financiación, que han pasado del 3,44 % en 2012 al 2,68 % actual.

Madrid, 1 jun.- España ha captado en los primeros cinco meses del año en distintas emisiones de deuda más de 115.000 millones de euros, cerca del 60 % de sus necesidades de liquidez para este ejercicio, con una sustancial rebaja en sus costes de financiación, que han pasado del 3,44 % en 2012 al 2,68 % actual.

La percepción que el mercado tiene sobre España ha cambiado en estos cinco meses hasta el punto de que la prima de riesgo ha perdido cerca de 80 puntos básicos hasta situarse en torno a 280 desde los 360 con los que comenzaba el año, y el rendimiento del bono español se ha estabilizado en torno al 4 %.

Otro indicador que confirma este cambio de tendencia es el peso de los inversores extranjeros en deuda pública española, que en el último año se ha incrementado un 16 % hasta representar el 39 % del total.

Varios son los factores que han permitido a España pasar de ser unos de los "enfermos de Europa" a dejar de ocupar titulares sobre riesgos de impago y petición de rescates y a financiarse con total normalidad a coste razonables.

Los expertos coinciden en destacar en la reducción del déficit público, el desapalancamiento del sector privado, la corrección de los desequilibrios exteriores y el éxito de la reforma del sector bancario.

El entorno ha sido muy propicio para las emisiones regulares del Tesoro Público, que ha cerrado prácticamente todas sus pujas captando más importe del previsto con menores intereses, si bien en las últimas semanas de mayo se ha notado un menor apetito de los inversores por la deuda española.

Los expertos atribuyen este cansancio a la gran cantidad de emisiones en Europa en las últimas semanas, durante las cuales países como Italia y Alemania, además de España, han querido aprovechar la tranquilidad en el mercado de deuda y la buena disposición de los inversores hacia la deuda soberana de la zona del euro.

España ha querido sacar todo el jugo posible a la coyuntura, y este año ha llevado a cabo cuatro emisiones sindicadas, una en dólares y tres en euros, la última el pasado viernes 31 de mayo, cuando normalmente no se celebran más de tres.

Mediante este tipo de emisiones, los bancos colocan directamente la deuda entre los inversores y el Estado diversifica su base inversora, pues acceden a la emisión clientes que habitualmente no acuden a las subastas ordinarias dentro del calendario.

Además, tiene previsto convocar otra más en dólares antes de que acabe el año, según el subdirector general de Financiación y Gestión de la Deuda Pública en la Dirección General y Política Financiera del Tesoro, Ignacio Fernández-Palomero.

A comienzos de año, era difícil prever que España cerraría los primeros cinco meses en tan buena posición, porque algunas de las previsiones se cumplieron de la peor manera posible: de las elecciones italianas de finales de febrero tardó meses en salir un gobierno estable, y Chipre sucumbió finalmente a las presiones y tuvo que pedir asistencia a Europa.

El rescate de Chipre supuso además una prueba de confianza para los ahorradores, pues implicó quitas o descuentos en los depósitos -a partir de cierta cantidad- y rompió el tabú de la participación de los pequeños inversores en los rescates financieros.

El mérito no es sólo de España, ya que los bancos centrales de Estados Unidos (Fed), Japón (BoJ) y Europa (BCE) también aportaron su granito de arena.

La Fed dejó entrever que mantendrá por un tiempo las inyecciones de liquidez y medidas de estímulo dado que la recuperación económica es lenta, y el BoJ puso en marcha medidas extraordinarias de flexibilización monetaria entre las que figura la compra de deuda soberana de la zona del euro.

En el caso del BCE se trata más de un compromiso que de una acción concreta, aunque a los inversores han dado por buenas las intenciones del organismo de intervenir cuando sea necesario.

Sobre esto, el Banco de España tiene su propia opinión y echa en cara al BCE cierta falta de firmeza: en su informe anual de 2013, que se publicó el pasado viernes, valora la actitud del organismo europeo, que ha permitido "superar los episodios más agudos de tensión", pero cree que la respuesta ha sido "parcial y en muchos casos vacilante".

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