FCC acepta ser un bono basura con tal de captar 1.500 millones en los mercados

  • La constructora prevé pedir a S&P y Moody's que pongan nota a su deuda a finales de este año, para allanar así el acceso al mercado. No obstante, la constructora tiene asumido que su rating quedará al nivel de bono basura.
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Ruth Ugalde

Malos tiempos para la lírica. Cuando una compañía acepta presentarse a un examen, sabiendo que va a ser suspendida, es porque el resto de alternativas que se le ofrecen son realmente catastróficas.

Y en esta situación se encuentra el grupo de construcción y servicios FCC, que prevé someterse por primera vez al examen de las agencias de rating, a sabiendas de que va a ser calificada por debajo del grado de inversión, lo que popularmente se conoce como bono basura.

A pesar de ser una de las empresas de infraestructuras más importantes del mundo, la compañía está inmersa en un proceso de búsqueda de nuevas fuentes de financiación.

Al cierre del grifo crediticio, que representa más del 90% de su gasolina, se suman las nuevas exigencias de capital impuestas a los bancos, que complicarán todavía más el acceso a dinero.

Si a este factor se añade que el principal cliente de este grupo es la administración pública, con un gran peso de ayuntamientos y comunidades, la situación se complica todavía más, debido a la disparada morosidad de estos entes.

El triangulo de las Bermudas se cierra con unas nefastas perspectivas de futuro, ya que prácticamente todos los expertos pronostican, al menos, otros dos años de travesía por el desierto y, por tanto, de una paupérrima generación de caja por parte de FCC.

Ante este escenario, la mejor opción que ha encontrado el grupo para financiarse es apostar por los mercados de deuda. De hecho, en la Junta de Accionistas celebrada ayer en Barcelona pidió autorización para emitir hasta 1.500 millones en bonos simples, frente a los 500 millones que tenía pedidos hasta ahora.

Para conseguir este dinero, el grupo prevé solicitar el rating a Standard&Poor's y Moody's, un movimiento que, como pronto, llevará a cabo a finales de año.

Antes quiere cerrar la ampliación de capital, por hasta 700 millones de euros, de Global Vía, su filial de concesiones, que en la próxima semana dará entrada a dos fondos de pensiones.

Éstos realizaran las aportaciones de dinero en tres rondas, durante los próximos tres a cinco años, de unos 250 millones de euros cada una.

Además, FCC quiere cerrar este año la entrada de un socio en su división de energía, operación con la que podría desconsolidar unos 400 millones de deuda.

Suma y sigue, porque la compañía también quiere realizar alguna venta, probablemente su filial de cementos estadounidense, valorada en unos 700 millones de dólares (490 millones de euros).

Con todas estas operaciones, la constructora prevé cerrar el año con una deuda de 7.500 millones, frente a los 8.200 millones actuales, que le permitirán reducir su ratio deuda/ebitda (uno de los referentes a la hora de dictar el rating) a 3,1 veces.

Con esta cifra, FCC estará por debajo del grado de inversión, es decir, será un bono basura. Una condición que la compañía tiene asumida, pero que prefiere tener con tal de poder acceder con mayor facilidad a los mercados.

La constructora considera un éxito si consigue captar 1.000 millones de euros en los próximos 18 meses, que sumados a los 500 millones que ya lleva captados, y a los 100 millones que está levantado esta semana en Austria, sumarían un cheque total de 1.600 millones.

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