Florentino, Rivero y Del Pino pasan del infierno al cielo en 2010

  • A falta de dos semanas para cerrar el ejercicio, los barones de la construcción, que a punto estuvieron de ver resquebrajarse sus imperios, empiezan a descorchar botellas para brindar por el año en que recuperaron, en parte, la salud financiera.
Florentino Pérez
Florentino Pérez
EFE
Ruth Ugalde

Construyeron gigantes con pies de barro y a punto estuvieron de hundirse en el fango. Florentino Pérez, Luis del Rivero y Rafael del Pino levantaron auténticos imperios durante los años de la burbuja a golpe de un dinero prestado que, con la crisis creditica, se vieron incapaces de devolver.

La historia que siguió a tanta compra es de sobre conocida: acciones pignoradas, amenazas de embargo, ventas desesperadas e, incluso, más de un dañina información o sms que aseguraba la inminente quiebra de alguna de estas empresas.

Sin embargo, durante los últimos doce meses, estos tres empresarios, presidentes de ACS, Sacyr-Vallehermoso y Ferrovial, respectivamente, han hecho los deberes y han conseguido enderezar el rumbo.

Sin echar las campanas al vuelo, cierto, ya que todavía tienen por delante muchos años complicados, sobre todo tras el tijeretazo de la obra pública, pero han conseguido una foto de sus balances casi imposible de imaginar hace un año.

En el caso de la compañía presidida por Florentino Pérez, la clave de su renovada salud financiera ha estado tres puntos clave. Primero, en la venta del 15% de Abertis, que le ha supuesto una inyección de 2.300 millones de euros y le permite seguir en la concesionaria con otro 10%.

La segunda, las ventas de sus puertos españoles y de su filial de renovables, que en total le permitirán desconsolidar más de 3.500 millones de deuda. Y la tercera, la opa sobre la constructora Hochtief, que hará mediante intercambio de acciones y le permitirá inyectarse todo el grupo contablemente.

Con todos estos movimientos, ACS prevé reducir el ratio deuda/ebitda (principal indicador de la salud financiera de un grupo) al entorno de las dos veces, según los cálculos de la empresa. Esta renovada salud financiera, sumada al nuevo terremoto que viven los mercados, han llevado a la constructora a desechar su idea de emitir bonos.

Por el momento, parece que no los necesita. Todavía cuenta con gran parte de los 2.300 millones que obtuvo por la venta parcial de Abertis, y eso que ya ha destinado 783,4 millones a elevar hasta el 15% su peso en Iberdrola, donde también ha ganado varias batallas en los últimos tiempos.

Además de haber reforzado su salud financiera y de haber elevado la presencia en Iberdrola, su gran caballo de batalla, la constructora ha echado por tierra uno de los argumentos legales de la eléctrica para vetarle la entrada en el consejo.

Iberdrola siempre ha utilizado como principal argumento para cerrar sus puertas a ACS que eran rivales en el negocio energético, un escenario que la constructora ha decidido abandonar con la venta de renovables.

También ha optado por las desinversiones Ferrovial, aunque, en este caso, con una clara estrategia contable, ya que lejos de desprenderse totalmente de activos, está llevando a cabo ventas parciales que le permiten aflorar plusvalías latentes o desconsolidar deuda.

Un claro ejemplo es la venta del 10% de su participación en el operador aeroportuario británico BAA, que le permitirá quitarse de encima 15.000 millones de deuda, ya que al perder la mayoría del capital (pasará del 55,9% al 45,9%) no consolidará la totalidad de su participada.

Con este movimiento, además, Ferrovial hará florecer las plusvalías latentes de sus acciones, ya que la valoración de BAA se actualizará al precio al que se cierre la venta. Por el momento, los rumores apuntan a que rondará los 200 millones de euros.

La compañía ya hizo una jugada similar con la venta del 10% de la autopista canadiense 407 ETR por 640 millones de euros. Pero, más importante que esta inyección, son los 2.470 millones de resultado neto consolidado que se apuntará el grupo de infraestructuras al haber puesto en valor el otro 43% que sigue controlando en la concesión norteamericana.

Estas dos operaciones, junto al rosario de ventas que ha llevado a cabo Ferrovial en los últimos tiempos, permitirán al grupo presidido por Rafael del Pino pasar de los 22.274 millones de deuda que tuvo el año pasado al entorno de los 10.000 millones en que prevé situarse cuando cierre la venta de BAA, el próximo ejercicio.

Sacyr, por su parte, ha encontrado en Repsol la mejor gasolina para recuperar su pasado esplendendor. Tras destinar el año 2009 a cerrar las ventas de Itínere y de varios activos inmobiliarios (unos movimientos que le permitieron reducir 10.000 millones de deuda), la constructora ha dedicado este ejercicio a controlar costes, cerrar la financiación de 1.430 millones de Vallehermoso y recuperar la paz en Repsol YPF, por el bien de todos.

La fumata blanca que anunció hace un año Antonio Brufau, presidente de la petrolera, ha dado sus frutos y ahora Sacyr es la primera beneficiada del buen momento que vive Repsol YPF.

Primero, porque el 20% que tiene en la petrolera se ha revalorizado un 11% en lo que llevamos de año y se aproxima cada vez más a los 26 euros por acción que pagó la empresa presidida  por Luir del Rivero.

Segundo, porque la petrolera ha recuperado su pasado esplendor en el pago de dividendo y, este año, volverá a repartir el máximo de 1,05 euros por título que ya dio en 2008, lo que supondrá para Sacyr un ingreso de 128 millones de euros.

Suma y sigue, porque en medio de esta renovada salud financiera, Sacyr Vallehermoso ha llevado a cabo una ampliación de capital de 400 millones que tiene asegurada, ya que ha pactado con varios inversores afines el éxito de la operación. Con estos nuevo fondos, la constructora afrontará la financiación de sus proyectos.

En los tres casos, el hecho de haber mejorado su balance es una potente arma negociadora con los bancos. Sobre todo, en los casos de ACS y Sacyr Vallehermoso, a quienes el próximos les vencen los créditos que pidieron para entrar en Iberdrola y Repsol YPF, respectivamente. Ambas han reconocido que en los próximos meses entablarán negociaciones con sus entidades acreedoras para refinanciar estos préstamos.

En el caso de Ferrovial, conseguir rebajar su endeudamiento desde los 30.000 millones que llegó a marcar hasta el entorno de los 10.000 millones debería ser todo un catalizador tanto para sus acciones en bolsa como para las periódicas emisiones de bonos que realiza para financiar sus proyectos concesionales, con BAA a la cabeza.

Todos estos esfuerzos, sin embargo, todavía no han recogido sus frutos en bolsa y, en lo que llevamos de año, sólo ACS consigue una cuenta positiva, con una revalorización de apenas el 0,89%; mientras que los títulos de Ferrovial se dejan un 5,5% y los de Sacyr, un 45%.

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