Hacienda fiscaliza a los novios para atajar el fraude en el millonario negocio nupcial

  • La Agencia Tributaria focaliza la presión recaudatoria en las empresas del sector y recomienda a los contribuyentes colaborar ante los requerimientos.
María Jesús Montero, en rueda de prensa Consejo de Ministros / EP
María Jesús Montero, en rueda de prensa Consejo de Ministros / EP

El negocio nupcial mueve cerca de 3.500 millones de euros al año, más de lo que ganó Telefónica en 2018 (3.331 millones). Según el INE el año pasado se celebraron en España 173.626 matrimonios, a una media de 20.000 euros la boda. Cantidades que por su magnitud no pasan desapercibidas para la Agencia Tributaria. Pero, ¿son los novios los que están en el foco? Nada más lejos de la realidad. Hacienda fiscaliza sus cuentas para perseguir un mal mayor: el fraude generalizado en el sector.

"El mismo salón donde celebramos el banquete nos dio la opción de no pagar el IVA por todos los invitados, así que hicimos la factura aproximadamente por la mitad y abonamos 17.000 euros en mano del total de 35.000 que nos costó la comida y la bebida para 275 personas", comenta Laura, recién casada. La suya fue una gran boda y esto que relata es una práctica habitual en este tipo de eventos.

Esta misma semana saltaban las alarmas en Asturias, donde inspectores de la Agencia Tributaria se personaban en el domicilio de varios matrimonios para pedirles las facturas de sus bodas, celebradas en 2016. El caso ha tenido un gran eco mediático y la polémica sobre la persecución de Hacienda a las bodas y sus gastos ha vuelto a la palestra. Pero, ¿qué es exactamente lo que vigila el fisco?

"Lo que persigue Hacienda es el fraude en el sector y la economía sumergida en torno al millonario negocio de las bodas", aclara a La Información el presidente de Gestha, Carlos Cruzado. Y es que en este ámbito hay que distinguir entre dos dimensiones: por un lado se encuentran las empresas que organizan estos eventos, en ocasiones, "rebajando" precios a costa de eliminar parte del IVA y reduciendo así la cantidad declarada a Hacienda; y, por otro, los contrayentes que pagan por estos servicios, en muchos casos abonando elevadas cuantías 'en B' que tampoco son declaradas y, al mismo tiempo, reciben miles de euros en regalos que no tributan por el Impuesto de Donaciones.

Fuentes de la Agencia Tributaria zanjan la polémica en torno al caso asturiano: "Este tipo de actuaciones no pretenden la regularización de una donación por los regalos de boda, sino recibir de quienes abonan los eventos información (facturas) para comprobar si quienes les han prestado los servicios (restaurante, decoración, música, fotografía, etc.) han declarado correctamente la actividad económica.

Es decir, Hacienda 'utiliza' a los contribuyentes para fisgar en las cuentas de las empresas en caso de sospechas fundadas de fraude. Se llevan un buen susto cuando los inspectores llaman a su puerta, pero "los novios no tienen que preocuparse por estos requerimientos", tranquiliza Cruzado, que recomienda colaborar a quienes la Agencia solicite cualquier tipo de información. En líneas generales, los inspectores buscan facturas de la celebración. El problema es que en la mayoría de los casos los ahora casados no suelen conservar los recibos del restaurante, las flores, los autobuses, los músicos, los fotógrafos... La recomendación de Gestha es que las guarden, al menos, durante cuatro años.

¿Pago en efectivo? Cuidado con las multas

Eso sí, si los contrayentes pagaron en su día parte de los gastos en dinero negro, ahí sí deben preocuparse. Cruzado explica que "pueden tener problemas si Hacienda detecta pagos en efectivo por encima de 2.500 euros, el límite legal para este tipo de transacciones". De detectarse desembolsos superiores en metálico, existe el riesgo de sanción y la multa asciende al 25% del importe pagado en efectivo, advierte Cruzado.

Con este baremo, Laura se arriesga a una multa de 4.250 euros. Pero hay más. Ella y su actual marido se embolsaron en su boda hasta 37.000 euros en regalos, entre transferencias bancarias y sobres (los regalos en especie cada vez están menos de moda) que nunca declararon a Hacienda. No es un caso aislado. Fuentes del propio Ministerio de Hacienda explican que los regalos, por norma general, no se declaran. Con la ley en la mano, deberían haber tributado según lo estipulado en su comunidad autónoma para Donaciones, pero "la realidad es que habitualmente nadie lo hace y ninguna administración lo persigue", indica Cruzado, sin olvidar que no asumir esta obligación tributaria conlleva una multa del 50% de lo percibido e intereses de demora del 3% anual.

"Cosa distinta son los grandes regalos, como por ejemplo una vivienda o un coche, que sí deben declararse", matiza el presidente de los Técnicos. En efecto, regalos muy cuantiosos o ingresos muy elevados en una cuenta bancaria provocan un importante incremento del patrimonio no justificado que puede llamar la atención de los inspectores. Hay que recordar que Hacienda tiene acceso a la información bancaria de las transferencias que superen cierta cantidad. La cifra mágica se sitúa en los 3.000 euros, de manera que cualquier movimiento por encima de esa cuantía quedará registrado por el Banco de España, que pasará debida cuenta a la Agencia Tributaria.

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