Hay que vender la marca España

  • Existen cauces más efectivos y discretos que la reunión de hoy en Moncloa para pedir apoyo a los grandes empresarios del país. Y todos juntos, con carácter urgente, crear el clima de confianza necesario para que la marca España, que es muy buena, vuelva a brillar con luz propia, como lo ha hecho hasta ahora.
José de la Vega

Así como San Pedro negó tres veces a Jesús, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha negado muchas más veces, por activa y por pasiva, que España viviera una crisis económica.

Durante muchos meses, demasiados, Zapatero tuvo especial cuidado en evitar pronunciar la palabra crisis. Como el español es además un idioma tremendamente rico, no debió costarle mucho trabajo encontrar calificativos como “desaceleración de la economía” --¿recuerdan?—que le permitieran esquivar el maldito vocablo que estaba en boca de todo el mundo, crisis.

Ha hecho falta que España llegara a contabilizar cuatro millones de personas en paro, es decir, sin empleo, para que Zapatero admitiera, aunque sea a regañadientes y con un retraso de dos años, que la crisis económica era una realidad. Eso sí, una crisis económica con brotes verdes.

Pues caramba con los brotes verdes de nuestra economía. El pasado 7 de mayo fue una jornada negra, de infarto, para la economía española y las mesas de tesorería. No había forma de encontrar financiación en los mercados.

Tan mal llegaron a ponerse las cosas ese día, que saltaron todas las alarmas, lo que propició que desde Bruselas le instaran a Zapatero en las reformas estructurales y medidas de ajuste de nuestra economía, que tenía que acometer con urgencia para intentar devolver a los mercados, al menos, una pequeña parte de la confianza aparentemente perdida, con el fin de salvar la situación, aunque sólo fuera en parte, y salir del atolladero con las menos heridas posibles.

Al parecer, costó bastante convencer al presidente Zapatero para que pusiera en marcha las medidas económicas que le habían “recomendado” desde Bruselas, porque iban totalmente en contra de su discurso político. Tanto es así, que la situación obligó a los presidentes de los Estados Unidos y de China, Barack Obama y Hu Jintao, a presionar al alimón a Zapatero mediante sendas llamadas telefónicas en defensa de las inversiones que ambos países tienen en españa y que pueden ser calificadas como de muy importantes.

Ahora, hoy, Zapatero se reúne en La Moncloa con los máximos representantes de las grandes empresas españolas. En principio iban a ser 30 las empresas convocadas por Zapatero a una sesión de trabajo, luego ha abierto la mano y ha admitido en la reunión a siete empresas más, ya que su primera invitación no incluía, ni siquiera, a la totalidad de las empresas representadas en el Ibex 35, y que empresas líderes de sus respectivos sectores de actividad no iban a estar presentes en la citada reunión.

Sea por esta razón o por cualquier otra, el hecho es que Zapatero amplió su invitación a siete empresas más. Pero tampoco van a estar con esta ampliación todos los que son.

Hay una excelente empresa, empresa familiar y que cotiza en bolsa, la más grande de Andalucía, Abengoa, que no va a estar presente en la cita de la Moncloa, ¡Si don Javier Benjumea, patriarca y fundador de Abengoa, un caballero y un empresario de los pies a la cabeza, que en gloria esté, levantara la cabeza!

Y tampoco hay representación de las pequeñas y medianas empresas, columna vertebral del empresariado español, ni representación de los autónomos, un sector que ha vivido y vive la crisis económica en primera persona con un notable impacto.

¿Y qué espera Zapatero de los empresarios? ¿Recetas para salir de la crisis? ¿Les pedirá que inviertan más? ¿Qué creen más puestos de trabajo? ¿O lo que busca es simplemente, como en tantas otras ocasiones, hacerse una foto más para su colección?

En un país democrático como es España existen otros cauces, quizá más efectivos y discretos, para pedir consejo y apoyo a los grandes empresarios y banqueros del país.

Lo importante ahora, presidente Zapatero, es vender la marca España. Es urgente crear el clima de confianza necesario para que la marca España, que es muy buena, vuelva a brillar con luz propia, como lo ha hecho hasta ahora.

Y para eso hay que coger el toro por los cuernos, anteponer los intereses de los españoles al propio, y afrontar la realidad con decisión y gallardía. Si hay que acometer reformas estructurales, se hace. Si son necesarios nuevos ajustes y esfuerzos, también se hace.

Lo más negativo para la marca España es esconder la cabeza como los avestruces y dilatar en el tiempo temas tan importantes, puntuales y urgentes como la reforma laboral y la reforma de las pensiones.

Es necesario, insisto una vez más, vender la marca España en el mundo entero. Es muy necesario. Pero para eso hay que hacer los deberes con seriedad y responsabilidad.

Como dijo el filósofo griego Platón, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles: “El que no sabe dialogar es un fanático: ni se conoce a sí mismo, ni conoce a los otros. Quien no ha sido nunca contradicho, aunque fuera el mismo rey, será un hombre sin educación, inculto, incapaz de auténtico conocimiento”.

Coda

El presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha afirmado que la economía española ha tocado suelo y que está absolutamente descartado el rescate financiero de España por parte de unión Europea.

Estrambote

El vicepresidente de la Comisión Europea y ex secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, ha pedido más reformas a Zapatero y que aplique las que anuncia para tener más credibilidad.

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