La empresa vasca Babcock acumula casi 10 años de movilizaciones tras una privatización fracasada

  • Bilbao.- Los trabajadores de la empresa vasca de bienes de equipo Babcock Power España acumulan casi una década de movilizaciones, con ciertos períodos de paz social, desde que en 2001 se privatizase la compañía en una operación que fuentes sindicales dan por "fracasada" cerca de diez años después.

La empresa vasca Babcock acumula casi 10 años de movilizaciones tras una privatización fracasada
La empresa vasca Babcock acumula casi 10 años de movilizaciones tras una privatización fracasada

Bilbao.- Los trabajadores de la empresa vasca de bienes de equipo Babcock Power España acumulan casi una década de movilizaciones, con ciertos períodos de paz social, desde que en 2001 se privatizase la compañía en una operación que fuentes sindicales dan por "fracasada" cerca de diez años después.

Tras el reciente inicio de un proceso de insolvencia por parte del actual propietario de Babcock, el grupo austríaco A-Tec Industries (anteriormente ATB), los trabajadores ven que están "como al principio", cuando fracasó la privatización realizada por SEPI -Sociedad Estatal de Participaciones Industriales- en 2001 a favor de la alemana Babcock Borsig, que también entró en insolvencia.

En las últimas semanas los trabajadores han intensificado las movilizaciones en demanda de soluciones que eviten la desaparición de la fábrica ubicada en Sestao (Vizcaya). La última ha sido una huelga el pasado miércoles, que paralizó la actividad de la empresa.

Babcock, con casi un siglo de existencia, ha sido una empresa de referencia en la historia industrial de Euskadi y también en el sector vasco de bienes de equipo.

Las cifras reflejan su evolución: de cerca de 5.500 trabajadores que la fábrica llegó a tener en los años setenta, la actual plantilla está compuesta por cerca de 400 empleados.

Los inicios de la compañía se remontan a marzo de 1918, cuando se constituyó la "Sociedad Española de Construcciones Babcock Wilcox Española" por iniciativa de un grupo de financieros vascos y con la colaboración de Babcock & Wilcox Limited del Reino Unido, según se recoge en la página web de la empresa.

En 1983 el antiguo Instituto Nacional de Industria (INI) se hizo cargo de Babcock Wilcox, que en 1992 pasó a manos de la nueva sociedad creada a partir de las empresas con beneficio del grupo INI, la extinta Teneo.

En 2001, la SEPI, que sustituyó a Teneo, vendió Babcock Wilcox al grupo alemán Babcock Borsig y la empresa vasca pasó a llamarse Babcock Borsig España.

A los nueve meses, la alemana entró en insolvencia, lo que propició la entrada en 2004 de un nuevo propietario, los austríacos de ATB. La empresa vizcaína pasó un año más tarde a denominarse Babcock Power España.

El pasado día 20 el consorcio austríaco propietario de Babcock anunció el inicio de un proceso de insolvencia, que, según fuentes sindicales, pone de relieve que la privatización "ha fracasado".

Ha transcurrido más de una década desde el inicio del proceso de privatización de la firma, en la que los trabajadores ven que la planta ha pasado de fabricar "cantidad" de productos "de prestigio internacional" a ir "perdiendo, perdiendo..." hasta "no tener nada", se lamentaba un trabajador en conversación con Efe.

Han sido años también de pleitos en los tribunales. Entre ellos, está aún pendiente de resolución definitiva el proceso judicial por el desvío de fondos en 2002 de más de "20 millones de euros" en ayudas otorgadas por la SEPI a Babcock Borsig a la entonces matriz alemana de la empresa, según fuentes sindicales.

"La Babcock -han señalado a Efe estas fuentes- está hecha una pena. No tenemos carga de trabajo, tecnológicamente estamos fuera del mercado de los bienes de equipo, no tenemos gestión, no tenemos proyectos de empresa" y "los planes que se hicieron en 2008 están incumplidos absolutamente todos".

El comité de empresa de Babcock Power insiste en una reivindicación: entablar una negociación entre la parte social, la SEPI y los actuales propietarios para buscar soluciones que garanticen la continuidad de la empresa.

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