La 'España vaciada' ya vende hasta el aire porque no tiene quién lo respire

Campisálabos. España vaciada
Campisálabos. España vaciada
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Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, en España mueren cada año 38.600 personas prematuramente a causa de la contaminación del aire. En todo el planeta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en 4,5 millones las defunciones a causa de la mala calidad del aire que respiramos. Sin embargo, hay un lugar de España en el que es mítica la longevidad de sus habitantes, que, habitualmente, llegan hasta más allá de los 90 años e incluso alguno sobrepasa la barrera de los 100 años de vida. Y quién sabe si ello se debe al aire puro que respiran. Campisábalos (Guadalajara) es un pequeño pueblo de la Sierra de Pela de apenas 60 habitantes censados (aunque realmente solo viven una veintena en invierno), que cuenta con el tercer aire más puro del mundo tras Muonio (Finlandia) y Norman Wells (Canadá). Un aire que algunos ya piensan en embotellarlo y comercializarlo.

Su altura (1.365 metros), el viento del noroeste y la falta de actividad industrial son los motivos de la excelente calidad del aire de Campisábalos, aunque su alcalde, Pedro José María de Pablo (Madrid, 1941) suele decir que "sería preferible un poco menos de calidad del aire y más actividad en el pueblo". Y es que Campisábalos, en plena Serranía Celtibérica, es el vivo ejemplo de la España vaciada.

David Calamargo es un emprendedor albaceteño al que se le "encendió la bombilla" cuando conoció que Campisábalos era uno de los pueblos con el aire más limpio del mundo. "Leímos una noticia de la OMS en la que se decía que Campisábalos era uno de los pueblos del mundo con el aire más puro y al poco tiempo vi un documental sobre la contaminación que hay, por ejemplo, en Shangai, uní las dos cosas y creamos ‘Repair’", un acrónimo de aire y reparar, "y queremos embotellar el aire de Campisábalos y comercializarlo porque, por ejemplo, el mercado asiático tiene un potencial tremendo". De hecho, cuentan en el pueblo, "desde que saltó la noticia de la calidad de nuestro aire por aquí han venido hasta japoneses".

"Estamos buscando inversores", cuenta David Calamargo, "para llevar adelante la idea y empezar cuanto antes", en unos seis meses, "a vender el aire puro de Campisábalos". Este Albaceteño explica que el aire puro de la sierra de Pela se embotellaría en una especie de botes, "que podrían costar entre 10 y 20 euros", y luego cada consumidor “podría degustar el aire puro inhalándolo a través de una mascarilla”, como un aerosol. Calamargo asegura que ya se ha puesto en contacto con el alcalde del pueblo, "que está encantado porque ve que hay un gran potencial en ello". "Yo tengo un problema respiratorio y el Madrid necesito inhalar el típico ventolín, pero cuando llego a Campisábalos no me hace falta", cuenta un hijo del pueblo que emigró hace años a la capital, pero "vuelvo siempre que puedo a Campisábalos a respirar su aire". "Por aquí han venido varias personas comentando la idea", cuenta el alcalde, "y sí, un emprendedor de Albacete nos ha dicho que busca inversores para enviar nuestro aire a Japón o China, donde hay mucha contaminación". Eso sí, el señor alcalde, físico jubilado que vive a caballo entre el pueblo y Madrid no tiene mucha fe en que el proyecto lleve mucho trabajo al pueblo, "como mucho un par de empleos", asegura.

La OMS mide la calidad del aire en zonas rurales en 800 lugares de 65 países de todo el planeta y controla, sobre todo, las partículas en suspensión más dañinas más dañinas para la salud, que son las de 2,5 micrones de diámetro –PM2,5- y las de 10 -PM10-. Para no suponer un peligro para la salud, la OMS considera que las partículas PM2,5 no deben superar los 10 microgramos por metro cúbico de media anual y las de tipo PM10, 20. En Campisábalos, la media anual es de 5 y 6 microgramos, mientras que en ciudades como Madrid o Barcelonas estos valores recomendados se superan habitualmente varias veces al año.

El ránking del 'aire puro' en el que se encuentra Campisábalos está atrayendo turistas a este pueblo de la Sierra de Pela, en medio de ninguna parte, y en una encrucijada entre las provincias Guadalajara, Soria y Segovia, que cuenta con un parque eólico, una enorme riqueza micológica, monumentos megalíticos como su gran menhir y, sobre todo, con su iglesia de San Bartolomé, una joya del románico rural del siglo XII, que el pueblo promociona con un centro de interpretación del románico, que sirve a la vez también de restaurante, bar y alojamiento rural, 'El Mensario'.

Almudena regenta este establecimiento junto a su pareja desde "hace cuatro años" y reconoce que desde que saltó la noticia de Campisábalos y su aire puro "viene más gente por aquí". Almudena explica que "el que quieran embotellar el aire y venderlo me parece bien siempre que genere puestos de trabajo y vida en el pueblo, que es lo que nos hace falta. Ya han hablado con el alcalde y…" Pero Almudena explica los problemas del día a día en medio de la España vaciada: "En el verano hay actividad y hay que trabajar todo lo que se pueda para el invierno, que aquí es muy duro” (está considerada una de las localidades más frías de España, donde el termómetro ha llegado alguna vez, como enero de 2018 a -20ºC) "y largo. Además tenemos los típicos problemas de la España rural, casi no hay transporte para llegar a Guadalajara capital, la escuela es otro problema, el médico, los suministros…" Eso sí, dice con orgullo "algo tendrá este pueblo cuando hay varias personas de más de 90 años y algunas centenarias".

Pero Campisábalos, a 155 kilómetros de Madrid, lucha contra su despoblación (llegó a contar con más de 600 habitantes a finales del siglo XIX y se mantuvo cerca de los 500 hasta la gran migración de los años sesenta del pasado siglo) y contra su aislamiento y ahí se enmarca la protesta que este verano los vecinos, alcalde incluido, realizaron para que se asfaltara el camino, 10 kilómetros, que une Campisábalos (Guadalajara) y Montejo de Tiermes (Soria) porque "la despoblación en la zona es tremenda y siempre se lleva el gato al agua el que tiene más votos. Nosotros como somos cuatro gatos y no tenemos actividad ni industria... Es una pena", según explica el alcalde de Campisábalos, quien clama por la mejora de las comunicaciones en la zona porque si no "la comarca se muere y la despoblación es irreversible". "Nos da igual quién lo haga, pero que lo arreglen porque nosotros tenemos unos recursos muy limitados", dice el alcalde de Tiermes, que también apoyó la protesta reivindicativa, quien confía en que la carretera proporcione impulso turístico a su pueblo. Éste edil explica que "de Tiermes a Campisábalos hay solo diez kilómetros pero si tenemos que ir por Ayllón, Francos o Estebanvela, en la provincia de Segovia, ya hablamos de 60 kilómetros. Éste, el que reivindicamos, es un paso natural que además nos permitiría dar un salto importante en número de visitantes a nuestro yacimiento celtíbero y poner en valor toda la riqueza natural y arquitectónica, con nuestro románico, de la zona".

De nada vale contar con el aire más puro de España si no hay nadie para respirarlo. Una habitante del pueblo, la mayor de la localidad, Cecilia, de 104 años, decía este verano: "No sé si será el aire del pueblo, pero yo tengo muchos años y a mí no me duele nada". El aire de Campisábalos o el elixir de la eterna juventud… Algunos ya quieren exportarlo y hacer negocio.

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