La crisis se agrava por la guerra

La sequía recorta la cosecha de girasol y merma la producción de aceite este año

La falta de lluvias y las temperaturas extremas se llevan por delante las expectativas de una buena cosecha pese al aumento del cultivo en un 25% después de que la Bruselas permitiera la siembra en barbecho.

Aceite girasol
La sequía recorta la cosecha de girasol y merma la producción de aceite este año. 
Wikipedia

La cosecha del girasol ha arrancado en España marcada por la sequía y las temperaturas extremas registradas este verano. Dos circunstancias que le impedirán al sector alcanzar las cotas previstas pese a que, debido a la invasión de Ucrania -uno de los mayores productores mundiales- la siembra ha sido un 25% superior con respecto a 2021. España seguirá siendo deficitaria en girasol y las necesidades de pipa para fabricar aceite y piensos no serán suficientes. El país tendrá que importar más de 530.000 toneladas de aceite y torta de girasol. Si se tiene en cuenta que el 60% de las compras se realizaron en el mercado ucraniano, la duda que emerge es dónde se podrá encontrar esta materia prima para abastecer las necesidades a nivel nacional.

Con este panorama, lo más probable es que el precio del aceite de girasol en los lineales seguirá estando por las nubes. En el momento actual, el litro de aceite de girasol se paga en las tiendas y supermercados por encima de los tres euros, más del doble que hace un año. Además, la decisión de plantar girasol ha sido también finalmente ruinosa para los agricultores. Una de las medidas que puso en marcha la Unión Europea para tratar de compensar la falta de oferta debido a la guerra fue la de permitir la siembra en barbechos de varias especies, entre ellas el girasol. La iniciativa elevó el número de hectáreas dedicadas al cultivo de esta especie oleaginosa, que estaba en plena recesión en los últimos años, de 625.000 hectáreas en 2021 a 750.000 en 2022, con Castilla y León y Andalucía, principales regiones productoras en España, a la cabeza . Se sembró casi un 25% más que un año antes. Los campos de León, Burgos o Sevilla se llenaron de girasoles, pero el estrés hídrico y las temperaturas extremas de la primavera y el presente verano arruinaron la cosecha y apenas llegará a 800.000 toneladas (una cifra que ya se está revisando a la baja). 

La citada cifra es muy similar a las 767.000 toneladas cosechadas el pasado año, pese a que ha habido 125.000 hectáreas más plantadas, con unos rendimientos que se sitúan entre los 800-1.000 kilos de girasol recogidos por hectárea de secano y los alredecor de 2.500 en regadío. Con estos datos, desde Asaja aseguran que se trata de “la peor cosecha de girasol de los últimos 30 años”, valoración que corroboran desde las demás asociaciones agrarias como COAG o UPA. Las organizaciones agrarias alertan además de la falta de esta proteína vegetal en España y en toda Europa en su conjunto. Se ha dado este año, en fin, una productividad por hectárea muy por debajo de lo esperado, especialmente afectada por la ola de calor en, con temperaturas cercanas a los 40 grados cuando la planta estaba en plena floración y en proceso de llenado de grano.

Por si no fuera suficiente, la Comisión Europea ha prohibido unas ayudas específicas que España daba al girasol y a la colza por valor de 45 millones de euros anuales para los agricultores. Según el ejecutivo de la UE este programa tiene “difícil encaje” en la nueva PAC por temas jurídicos. Fuentes del sector aseguran que el gobierno de Pedro Sánchez “no ha sabido reaccionar a tiempo” ante este revés y cargar la subvención en otra partida para que fueran legales. Pero al no hacerlo provocará “un grave problema para el sector”. La eurodiputada socialista del PSOE Cristina Maestre considera que esta decisión es un “grave error” porque el girasol es indispensable tanto para la alimentación humana como para la animal y más en un contexto de escasez debido a la invasión. 

Asaja Sevilla pide a los agricultores que ‘guarden’ las pipas cosechadas hasta que los precios repunten

Venga el ‘error’ de donde venga, de Madrid o de Bruselas, la situación parece, cuando menos, un tanto kafkiana en el contexto de escasez en el que nos movemos. Igualmente, y pese a dicha escasez de pipas de girasol, los precios en las lonjas españolas no alcanzan, de momento, las expectativas que tenían los agricultores de cobrar alrededor de 800 euros la tonelada. En la lonja de Sevilla apenas se paga a 660 euros los 1.000 kgs de girasol, mientras que en la de Salamanca el precio de compraventa es de 615 euros. Por comparar, en Francia se está pagando a más de 755 euros la tonelada de pipas de girasol, cantidades muy inferiores, de cualquier manera, a las de la pasada primavera, cuando rondaban los 900 euros. Desde Asaja sostienen que “con producciones tan cortas, si los precios no acompañan, la situación es ruinosa para los productores, que han tenido que afrontar la campaña más cara de la historia, con incrementos de costes de todos sus ‘inputs’ (las semillas un 30%, los abonos entre un 78% y un 156%, el gasóleo un 142%, los herbicidas un 233% y la energía eléctrica un 270%), por lo que todas las esperanzas estaban puestas en alcanzar un nivel de precios acorde con la situación del mercado internacional”.

Desde Asaja Sevilla se pide incluso a los agricultores que ‘guarden’ las pipas cosechadas hasta que los precios repunten. "Dado que las necesidades españolas de abastecimiento interno se mantienen tanto para consumo humano -bien para el empleo en la fabricación de aceite vegetal o bien para su utilización en otros alimentos procesados- como para consumo animal -la torta y los subproductos se emplean en la formulación de los piensos- recomendamos a los agricultores que no entreguen a precio abierto y que aquellos que estén integrados en una cooperativa entreguen su pipa en la cooperativa y quienes no la guarden, puesto que la volatilidad actual y la situación de los mercados internacionales apuntan a una revalorización de la pipa de girasol”.

La situación en torno al girasol es complicada. España deberá importar más de medio millón de toneladas de torta de girasol y de aceite de esta oleaginosa para cubrir sus necesidades, pero su principal suministrador se encuentra inmerso en un conflicto bélico que se alargará más de lo previsto. Mientras, en los lineales el precio del aceite de girasol se mantiene a más de 3 euros, aunque se ha superado la escasez de marzo y abril, y en lontananza se intuye además una muy mala cosecha de otra grasa vegetal como es el aceite de oliva, cuya producción podría pasar de 1,5 millones de toneladas a apenas un millón. Tanto la Comisión Europea como La Moncloa afronta una encrucijada con el aceite, sobre todo el de girasol.

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