La troika inicia su examen a Portugal entre llamadas a relajar la austeridad

  • Dirigentes políticos, empresarios y sindicatos coincidieron hoy en Portugal en exhortar a la troika a que relaje sus exigencias sobre el país, justo en el día en que sus técnicos comenzaron en Lisboa un nuevo examen trimestral.

Óscar Tomasi

Lisboa, 16 sep.- Dirigentes políticos, empresarios y sindicatos coincidieron hoy en Portugal en exhortar a la troika a que relaje sus exigencias sobre el país, justo en el día en que sus técnicos comenzaron en Lisboa un nuevo examen trimestral.

La misión enviada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) se encontró nada más comenzar sus trabajos con un consenso general entre los agentes sociales, el Gobierno y la jefatura de Estado sobre la necesidad de aliviar la austeridad.

La principal reivindicación de Portugal se centra en la flexibilización de su meta de reducción del déficit para 2014, actualmente establecida en el 4 % del PIB, lo que le obligaría a una reducción de un punto y medio en apenas un año.

El presidente, el conservador Aníbal Cavaco Silva, reclamó a la troika "sentido común" dada la "situación económica y social" del país, que prevé cerrar este ejercicio por tercer año consecutivo en recesión y con la tasa de paro por encima del 17 %.

Cavaco Silva recordó los "sacrificios exigidos a los portugueses" desde la concesión del rescate financiero en mayo de 2011, un préstamo de 78.000 millones de euros que conllevó como contrapartida la firma de un severo programa de ajustes y recortes aplicados prácticamente a rajatabla por el actual Ejecutivo.

"Espero que la evaluación de la troika no comprometa la recuperación de la economía que empezó a vislumbrase en el segundo trimestre de este año", advirtió el jefe de Estado, quien defiende desde hace meses la necesidad de poner límites a la austeridad para favorecer el crecimiento.

En esta misma línea, el viceprimer ministro portugués, Paulo Portas, se estrenó hoy como interlocutor ante los organismos internacionales y volvió a defender un alivio en el objetivo del déficit para 2014.

Portas, asimismo, hizo público el interés del Gobierno conservador en poder tratar con la troika la definición de un nuevo plan de ayuda como el que ya negocia con Irlanda y que contribuya a la salida de la crisis del país después de que deje de recibir el rescate, a partir de junio de 2014.

Este "programa cautelar", como lo llamó el "número dos" del Ejecutivo portugués, se inspira en la propuesta irlandesa y no tiene "nada que ver" con un segundo rescate, en su opinión.

El líder de la oposición, el socialista António José Seguro, fue más allá y reclamó en un encuentro con militantes del partido "más tiempo para equilibrar las cuentas", a la vez que defendió un cambio de estrategia que deje atrás la austeridad.

También se pronunció sobre esta cuestión el presidente de la principal patronal del país, António Saraiva, quien además de por la flexibilización del déficit abogó igualmente por una reducción de los intereses que paga Portugal por su rescate.

"Los fondos europeos que nos prestan dinero se financian al 1,9 %, y nos lo conceden al 3 %, ahí hay margen para hacer algo", señaló el dirigente empresarial.

Los representantes sindicales, por su parte, censuraron de forma global las políticas de austeridad aplicadas a instancias de la troika e incidieron en su impacto a nivel social.

Diferentes analistas y expertos consideran esta octava y novena evaluación -que se celebran de forma conjunta debido al aplazamiento de la última visita, en junio- como uno de los exámenes ante la troika más difíciles desde que a Portugal le fue concedido el rescate.

Los técnicos de la UE y el FMI deberán analizar, entre otros asuntos, la reforma del Estado que prepara el Ejecutivo, que pretende facilitar la reducción del gasto público destinado al pago del salario de los funcionarios y propone cambios en el sistema de pensiones.

Portugal se encuentra además inmerso en la campaña electoral para los comicios municipales del próximo día 29, lo que ha recrudecido las críticas entre los diferentes actores políticos lusos.

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