La UE coopera con China para frenar la alta mortandad en el sector minero

Antonio Broto

Miyun (China), 6 nov.- Miles de obreros chinos mueren cada año en las minas del país, especialmente en las de carbón (principal fuente de energía de la segunda economía mundial), un olvidado drama al que el país intenta hacer frente con proyectos de cooperación internacional, en los que la Unión Europea participa.

Para examinar los resultados de este trabajo conjunto, el comisario europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, Laszlo Andor, se puso hoy el casco y bajó los 170 metros de la mina de hierro de Miyun, al norte de Pekín.

Iniciado en abril de 2012 y vigente hasta 2016, el programa de mejora de la seguridad laboral en China, en el que la UE ha invertido 9 millones de euros, intenta reducir o incluso eliminar los accidentes mortales en sectores de riesgo como el químico, el pirotécnico, la construcción, o, muy especialmente, el minero.

"La mortalidad en estos sectores ha sido dramáticamente alta (más de 3.000 fallecidos en minas hulleras en algunos ejercicios) y los chinos necesitan dejar esto atrás invirtiendo en los lugares de trabajo", destacó Andor tras su visita al pozo de Miyun.

Según Andor, China se conciencia progresivamente de la necesidad de mejorar la seguridad en el trabajo, al mismo tiempo que aumenta la cobertura de su seguridad social, y para ello la Unión Europea provee apoyo financiero, trabajando conjuntamente con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El cambio en la forma de pensar de China tiene que ver en el contexto de que "después de varias décadas de crecimiento rápido, ahora necesitan mejorar la calidad de este aumento, mejorando los estándares del empleo, así como el medio ambiente", señaló el comisario húngaro.

La ayuda de la UE a China en este sentido se centra actualmente en la organización de seminarios sobre seguridad laboral, el envío de expertos en este sector para inspeccionar empresas de minería u otros sectores y viajes de técnicos chinos a firmas europeas para ser formados.

UE y OIT cooperan directamente en este plan con la Administración Estatal de Seguridad Laboral de China, un órgano con rango ministerial que cada año tiene que lidiar con cientos de accidentes mineros.

En Miyun, donde trabajan unos 1.200 mineros, el trabajo de estas tres instituciones parece haber dado sus frutos: los responsables del pozo enseñan al comisario europeo los centros de control de la instalación, que examinan desde la calidad del aire de los sistemas de ventilación al lugar en el que se encuentra en cada momento cada uno de los trabajadores.

Éstos, que han de llevar en el interior del pozo un dispositivo electrónico que envía señales al centro de control sobre su paradero, reciben antes de bajar a la mina instrucciones de seguridad, que les explican qué hacer en caso de accidente con sus "kits" de emergencia (que incluyen máscaras de oxígeno).

Pero Miyun es una mina modélica, y no la norma en China, donde aún son muchas las instalaciones del sector que no cumplen las medidas de seguridad necesarias, operan ilegalmente, o ponen en peligro la vida de sus trabajadores con largos horarios o excavaciones demasiado profundas, allí donde la concentración de gases nocivos es mayor.

Es uno de los precios de la sed china por el carbón, una fuente de energía barata y abundante en el subsuelo del gigante asiático pero peligrosa y altamente contaminante, en un país que también comienza a preocuparse por el "smog" que envuelve a sus ciudades.

En 2012, alrededor de 1.300 mineros fallecieron en China, una cifra que supone un fuerte descenso con respecto a las 1.700 de 2011 y las 7.000 anuales que había hace una década, pero el objetivo de Pekín, con ayuda de la UE, es que los accidentes con decenas de trabajadores fallecidos, que actualmente son casi una noticia de rutina en los medios nacionales, sean cosa del pasado.