La Cumbre del G-20 de Pittsburgh (Estados Unidos) inicia hoy la batería de conversaciones de los principales líderes mundiales que se prolongará durante 48 horas. Tras la celebrada en noviembre del año pasado en Washington y en abril en Londres, esta cumbre tiene mucho trabajo por delante.
Además de hacer un balance de los objetivos cumplidos y fracasados que se acordaron en anteriores reuniones, la restricción de los 'bonus' de los directivos bancarios se presenta como uno de los puntos candentes de la Cumbre.
Limitar la 'billetera' de los banqueros. La limitación de los sueldos de los banqueros y las reservas de capital del sector financiero serán dos de los temas centrales de la Cumbre de Pittsburg. Con el fin de que no vuelvan a producirse casos tan escandalosos como los que protagonizaron hace unos meses los gigantes norteamericanos Goldman Sachs, Morgan Stanley y JP Morgan.
Estas entidades financieras, de las más importantes de Estados Unidos, tuvieron que recibir inyecciones de dinero público para evitar la quiebra. A pesar de estas ayudas gubernamentales, los bancos se gastaron miles de millones de dólares en bonificaciones a sus 'altos cargos', una cantidad muy superior a los beneficios que habían logrado en 2008.Está claro quela estructura de los bancos tiene que cambiar, pero ¿hacia dónde?
Avances en el consenso sobre el cambio climático. El cambio climático está presente en todas las reuniones oficiales de carácter internacional. Y esta, no podía ser menos. Sin embargo, no tendrá tanta relevancia como las cuestiones financieras. En este sentido, Europa entonará la misma canción: busca una señal más clara de que Estados Unidos rebajará las emisiones de carbono.
Manutención de los 'paquetes de estímulo'. A pesar de las enormes diferencias demográficas, económicas, políticas y culturales que diferencian a los países que conforman el G-20, existe un consenso internacional en torno a la prolongación de las ayudas que hace meses pusieron en marcha gobiernos y bancos centrales. Es necesario mantener los billonarios 'paquetes de estímulo' que surgieron para mantener a flote a las economías de medio mundo.
Hasta que las señales de recuperación no sean más evidentes no se podrán ir eliminando progresivamente dichos planes de estímulo. En la Cumbre, se debatirá cómo y cuándo debe empezar a planear la salida de estas políticas de ayuda económica y financiera.
Un solo grupo con intereses distintos
Esta Cumbre se va a celebrar envuelta en un clima de optimismo y esperanza por los buenos resultados macroeconómicos de algunas de las principales potencias mundiales. Algunos de sus indicadores como el Producto Interior Bruto, la balanza comercial, la industria o el sector servicios empiezan a remontar . Y como ocurre en toda regla, hay una excepción que la confirma: España, que no pertenece al Grupo pero que está invitado por el anfitrión -Estados Unidos- sigue luchando contra la recesión. De hecho, algunos organismos internacionales como la CEOE afirman que "será el último país en salir de la crisis".
Aunque la mayoría de los países caminan juntos en la dirección de la recuperación, los Veinte acuden a la reunión con intereses muy distintos, sobre todo en lo que se refiere a los 'bonus bancarios'. El anfitrión, Estados Unidos, intentará lograr un 'paquete de reformas' sobre la estructura salarial de la banca y apostará por dotar de mayor gobernabilidad y transparencia al sector. Por su parte, el bloque europeo intentará que las bonificaciones de los directivos se suspendan en el caso de que la entidad no logre unos resultados económicos positivos.
El tercer bloque, el de los países emergentes, centrará sus esfuerzos en intentar acelerar la reforma del Fondo Monetario Internacional y otros organismos internacionales para dar más voz al mundo en desarrollo.
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