La posibilidad de que Standard&Poor's revise hoy a la baja la calificación de la deuda de Francia ha empezado a extenderse por las mesas de contratación. En el supuesto de confirmarse, sería un mazazo para todo el Viejo Continente.
El país presidido por Nicolás Sarkozy es, junto a Alemania, el puntal de Europa y una de sus principales garantías para devolver al continente a la senda del crecimiento. Especialmente, ante el escenario de doble velocidad que se dibuja en el horizonte.
La firma francesa Oddo apunta al respecto que "una revisión de la perspectiva de la deuda francesa a negativa sería, en las circunstancias actuales, un claro pretexto para agravar fuertemente las tensiones que vivimos actualmente en los mercados. Sin embargo, no es la primera vez, y seguramente no sea la última, que escuchamos estos rumores; y desde el punto de vista fundamental, político y económico, no creemos que exista una justificación posible para esta decisión".
Entre los principales argumentos esgrimidos para defender la solvencia de las cuentas francesas destaca la reciente reforma de las pensiones y el nombramiento de un fundamentalista del rigor presupuestario como es François Fillon, nuevo Primer ministro.
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