Nuevas trabas para los proyectos

Los recortes de gas de otoño amenazan a los PERTE naval y agroalimentario

Fuentes industriales temen que el ahorro impuesto por Bruselas acabe afectando en el coste de sus materias y repercutan en sus beneficios. Un escenario que lastra el optimismo que generaron los fondos.

astillero
Los recortes de gas de otoño amenazan a los PERTE naval y agroalimentario.
GRUPO MARINA MERIDIONAL

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, no dudó en señalar al sector privado en su "primer paquete" de medidas para hacer frente al hipotético corte de gas ruso. Así, hoteles, edificios administrativos o comercios fueron 'víctimas' de un anuncio que apuntó a limitar la calefacción y el aire acondicionado. Pero este solo fue un avance. Las "muchas medidas" de las que habla la ministra en ese "gran marco" que llegará en septiembre apuntan a aquella industria más expuesta al gas. Allí, cabe mencionar dos en concreto: el sector naval agroalimentario. Dos sectores que hasta hace no mucho aplaudían con ilusión los millones que Europa prometía para su transformación.

Así, fuentes de ambos sectores reconocen su inquietud acerca de la posibilidad de que los recortes de gas que impone Europa (y que España ha logrado rebajar al 7%) se extiendan a sus industrias. "De forma indirecta sí que nos va a afectar y, principalmente, en el aumento del coste de la materia prima". Un escenario que podría cambiar por completo el contexto de optimismo que vivieron con las fuertes inversiones anunciadas por el Gobierno a través de los PERTE (los proyectos con los que se busca canalizar la ingente cantidad aprobada por la UE en la economía real). Una situación que, además, añade nuevas trabas a unos planes con los que el Gobierno trataba de, no solo transformar la economía, sino además de impulsar el crecimiento de un país que se encontraba frágil tras la pandemia de la Covid.

El PERTE agroalimentario se aprobó a principios de este año. Contó con una inversión pública inicial de 1.800 millones de euros hasta 2023. Según decía el Gobierno, "por su capacidad de arrastre en distintos ámbitos, se prevé que  genere un impacto en la economía de unos 3.000 millones de euros". Entre los objetivos destacaba la mejora de los procesos de producción, la adaptación digital o apoyo a la innovación y la investigación. Un desarollo que se podría ver mermado de aplicarse los recortes energéticos. Así, según el INE, la industria alimentaria necesita casi un 30% de gas para la producción, la industria química -también necesaria en dicho sector- usa el 40% y, sin ir más lejos, la mera fabricación de remolques (también esenciales) dependen en un 30% del hidrocarburo.

Por otro lado, el PERTE naval, que recibió luz verde un mes después del PERTE agroalimentario, busca "diversificar el sector naval hacia nuevos productos, su digitalización, la mejora de su sostenibilidad medioambiental y la capacitación de sus empleados". Unos objetivos que, desde Industria, afirmaron que iban destinados, sobre todo, a los astilleros. Sin embargo, estos -que pertenecen a la industria metalúrgica- tienen un mismo temor: su producción depende en un casi 30% del gas. Lo que complicaría mucho esa transformación y, por ende, el impacto económico del sector al verse lastrado el coste de fabricación. No obstante, otras fuentes del sector tratan de ser más positivos y apuntan a que el hecho de tener proyectos de eficiencia energética en dicho PERTE puede incluso beneficiarles a muy largo plazo.

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Los recortes de gas de otoño amenazan a los PERTE naval y agroalimentario.

ASAJA

Algunos de los expertos energéticos consultados aseguran que "se debería apostar más por la eficiencia energética y no tanto por el ahorro. Lo primero supone productividad, mientras que lo segundo se entiende que es un castigo". Por otro lado, los mismos expertos creen que el daño económico es el mismo aunque se traslade ese supuesto ahorro de los ciudadanos a las industrias, ya que acabará afectando al PIB.

Desde que se aprobaron los fondos europeos, estos se han convertido en la diana de la oposición, que critica la ineficacia con la que se están ejecutando. Una realidad que ha empujado a algunos partidos a plantear métodos paralelos que hagan el crédito europeo eficiente. A esta situación se le unen ahora nuevas medidas de ahorro de gas que ponen en jaque el impacto económico de los PERTE.

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