Madrid. Lissavetzky invita a botella a municipalizar el servicio de limpieza en vez de nacionalizarlo


El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavetzky, se preguntó hoy por qué la alcaldesa, Ana Botella, no rescinde totalmente los contratos con las empresas adjudicatarias de los servicios de limpieza en vez de hacerlo sólo para los servicios mínimos, o, más aún, por qué no vuelve a municipalizarlos en lugar de nacionalizarlos al encargar éstos últimos a una empresa pública estatal como Tragsa.
Lo hizo en una rueda de prensa de contestación a la ofrecida por Botella para anunciar que, si las empresas y los trabajadores no se ponen de acuerdo en 24 horas para acabar con la huelga, encomendará los servicios mínimos a la empresa pública Tragsa, adscrita al Ministerio de Agricultura.
El portavoz socialista calificó la situación de la alcaldesa de “insostenible” y su medida de muestra de “soberbia desde la incapacidad”. Dijo que “suena a broma” que en el undécimo día de huelga adopte esta decisión de “amagar y no dar”, de amenazar con una solución que no toma después de días “puesta de perfil” ante el problema. Mucho más, apuntó, cuando la propia Tragsa ha abierto un ERE que afecta a más de mil trabajadores, y cuando OHL, una de las empresas adjudicatarias de los servicios de limpieza, sigue encargada de la remodelación de Canalejas.
Sobre la cuestión en sí, Lissavetzky criticó que se tome la decisión sin dar datos concretos sobre el grado de cumplimiento de los servicios mínimos, y se preguntó por qué no rescindir totalmente el contrato con las empresas o bien cambiar el modelo de externalización, cuando el que existía antes funcionaba “razonablemente bien”, para pasar a uno “neoliberal de extrema derecha” como, a su juicio, es el actual.
El portavoz socialista arrojó la sospecha sobre la letra pequeña del pliego de condiciones que firmó el Ayuntamiento con las empresas adjudicatarias, filiales de OHL, FCC, Sacyr y Ferrovial (la de ésta última no ha declarado un ERE). Según dijo, o bien las adjudicatarias mintieron al garantizar que mantendrían los puestos de trabajo al aceptar el contrato, o bien dijeron la verdad y era la alcaldesa quien sabía lo que iba a suceder: despidos y disminuciones de salarios que llevarían a “una huelga legítima y justa”. El PSOE mañana insistirá en pedir ese documento.
Como corolario, Lissavetzky definió como “una auténtica infamia” la manera en que Botella ha decidido resolver la situación, que cree que “no demuestra ninguna autoridad” por su parte, sino que le revela “fuerte con los débiles y débil con los fuertes”, e ironizó que, cuando supo que había convocado una rueda de prensa a las 17.00 horas, él llegó a pensar que sería “para algo serio” como anunciar que el conflicto había terminado con su mediación o que ella dejaba el cargo, cosa que aseguró que “debería” hacer.

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