Autorizaba a trabajar en sus aparatos

Mariano Díez Tobar, el hombre que inventó el cine y no quiso patentarlo

Según los registros, este hombre inventó el cinematógrafo años antes de que lo patentaran los hermanos Lumière, el cura inventor trabajó en otros aparatos, que apuntó en sus documentos de trabajo.

Mariano Diez Tobar.
Mariano Díez Tobar.
Mariano Díez Tobar.

Durante más de diez años el lingüista y etnógrafo Eligio Rivas fue recopilando toda clase de objetos para dar vida al museo etnográfico, científico y sacro del Santuario de Nuestra Señora de los Milagros, situado en Baños de Molgas, en Orense. Entre los curiosos aparatos está uno compuesto de una lente, una manivela, ruedas dentadas y cadenetas que fue creado a finales del siglo diecinueve por un sacerdote llamado Mariano Díez Tobar.

Según los registros, este hombre inventó el cinematógrafo años antes de que lo patentaran los hermanos Lumière. La idea de Díez Tobar vio a la luz en 1892, pues ese año dio una conferencia en Murguía (Álava) con el extraordinario título de 'El Cinematógrafo. Descripción del aparato por el que las imágenes de las personas, lo mismo que las demás cosas, sea que en el acto existan, sea que ya no existan, aparezcan al vivo y como si fueran la realidad, con sus colores, movimientos, etc, ante nuestra vista'. Los hermanos Lumière, a quienes la historia ha adjudicado la invención del cine, patentarían su invento tres años después. Eso quiere decir que Mariano Díez Tobar podría ser el padre del cine si no fuera por el simple hecho de que no patentó su idea.

Lo llamativo del este sacerdote es que, según sus biógrafos, ese año de 1892, Díez Tobar se encontró en Bilbao con el ingeniero francés A. Flamereau. Era el representante de los Lumière en España, y tenía la misión de explotar el naciente negocio de la fotografía de los hermanos franceses, cuando aún no era cine. Una investigación realizada por el padre Mitxel Olabuenaga y publicada en 2013 en internet afirma que el Díez habló en ese encuentro con Flamereau “de la sucesión de las fotografías, no con movimiento continuo, sino con intermitencias o intervalos de reposo, para que, aprovechando la inercia de la retina, quedase tiempo para sucederse unas a otras y producir así la ilusión de movimiento”. También hablaron “de lo que entonces constituía el problema industrial de la fotografía, de las fabulosas ganancias que había de acrecentar la fortuna de los explotadores una vez dada la ansiada solución a la ‘cronofotografía’.

Cinematógrafo de Mariano Diez Tovar.
Cinematógrafo de Mariano Díez Tobar.
Cinematógrafo de Mariano Díez Tobar.

Olabuenaga cuenta en su biografía entonces algo que sorprende aún más: el padre Díez cedió al francés los apuntes y esquemas para construir el aparato cinematográfico. Flamereau se los llevó a París. Usando el mismo nombre de cinematógrafo pero traducido al francés, los hermanos Lumière presentaron sus primeras filmaciones en la Société d'Encouragement à l'Industrie National en París el 22 de marzo de 1895. Un año después, según el biógrafo Olabuenaga, en reconocimiento a la invención del padre Díez, los Lumière invitaron al sacerdote español a la presentación del “cinématographe” en Madrid en el Hotel Rusia, de la Carrera de San Jerónimo. Fue el 13 de mayo de 1896.

El diario 'La Época' de Madrid informó al día siguiente en su página 3 de un “espectáculo de tanta novedad como atractivo” aunque no daba los nombres de los asistentes. Decía: "El Cinematógrafo, o sea la fotografía animada, es verdaderamente notable, y constituye uno de los adelantos más maravillosos alcanzados por la ciencia en el siglo actual. La exhibición de cuadros y vistas panorámicas, reproducidas por medio del Cinematógrafo, se hace en un espacioso local (Carrera de San Jerónimo, 34), que anoche esturo muy concurrido por las muchas y distinguidas personas invitadas la inauguración. La proyección de la fotografía animada sobre un telón blanco, no puede hacerse con más perfección que la que vimos anoche, estando reproducidos todos los movimientos de personas y objetos que atraviesan la escena".

El programa contenía diez números "de los que son dignos de mención especial la llegada de un tren a la estación, un paseo por el mar, la Avenida de los Campos Elíseos, el concurso hípico de Lyon y la demolición de un muro". En suma, solo 25 líneas para uno de los inventos más influyentes de la historia social y cultural de la humanidad. 'El Liberal' de Madrid informó el 17 de mayo de que el 'Cinematógrafo Lumière' había inaugurado en el Salón de Proyecciones de la Carrera San Jerónimo sus "fotografías animadas", y que el público selecto (sin mencionar nombres) había confirmado los éxitos que esta "maravillosa invención" ya había tenido en París, San Petersburgo, Londres, Viena, Bruselas y Roma.

Once días después del suceso (24 de mayo), 'El Liberal' de Madrid volvía a informar sobre lo que estaba sucediendo en París. "El Cinematógrafo hace furor, y las cuatro o cinco casas donde se enseña, hacen, por término medio, de seis a siete mil francos de entrada diaria; a franco la entrada. Es en verdad una gran emoción ver estas fotografías animadas, la vida real en fotografía, escenas que duran diez minutos con las personas, los coches, y los caballos en movimiento". La familia real visitó el cinematógrafo en junio, según informaba 'El Imparcial' el domingo 14 de junio en una brevísima nota. La infanta Isabel lo visitó el 18 de junio y expresó “su extremada complacencia” por el espectáculo. Días después, un cámara de los Lumière se trasladó a Los Carabancheles donde el regimiento de lanceros de la Reina estaba de maniobras y se tomaron vistas de “de una carga simulada en columna cerrada y el desfile”.

Los diarios en general encajaban estas noticias al final de la sección de espectáculos junto con la zarzuela, el teatro y las variedades. Se veía al cine como un fenómeno documental para reproducir la actualidad del mundo, como quien lee un periódico para estar al día. Uno de los primeros en percatarse de su importancia fue 'La Ilustración Española y Americana'. Era una de las revistas con mejores ilustraciones de la época. En un extenso artículo de junio de 1896 firmado por José Rodríguez Mourelo se ofrecía una profunda explicación técnica y científica del artilugio. “Quizá no se ha dado nunca caso semejante de la transformación de un juguete en el un aparato más útil y maravilloso de los tiempos modernos”. Si hoy se contempla el cinematógrafo de Díez Tobar exhibido en el Museo de Baños de Molgas, parece una versión del CineExin, aquel proyector de cine para niños que se convirtió en uno de los juguetes clásicos de los años sesenta. La máquina de los Lumière de 1895 tampoco era muy compleja, tal como puede verse hoy en un museo de Lyon.

¿Cómo fue la vida del teórico inventor español que nunca patentó sus inventos?

Mariano Díez Tobar nació en Tardajos (Burgos) en 1868, el año de la llamada Revolución Gloriosa en España que tumbó a la reina Isabel II. Díez Tobar era hijo de labradores. Destacó tanto en el colegio que le enviaron a otro con mejor magisterio en un pueblo cercano, y con 14 años a un seminario en Sigüenza. Ingresó en la orden de los Padres Paúles, donde fue ordenado sacerdote en 1892. Fue enviado como profesor a los colegios de Murguía (Álava), y allí fue donde nació su prototipo de “cinematógrafo”. Luego se trasladó a Villafranca del Bierzo (León). Vivió allí entre 1900 y 1921. Según sus biógrafos, la mayor parte de sus inventos nacieron en esta localidad leonesa. Según el perfil subido por Olabuenaga a la web Vincentians (padres paúles), el cura inventor del cinematógrafo trabajó en otras invenciones, que apuntó en sus documentos de trabajo. Son estas:

La nueva máquina y la música. El objetivo de este aparato era sacar de los sonidos armonías. Segñun Olabuenaga, en los documentos se describen los elementos de que deberá constar y la forma de funcionamiento.

Aparato para conservar el vino. Puesto que el vino en las cubas se echa a perder al contacto con la atmósfera, Díez inventó un mecanismo para que esto no ocurriese, evitando que la cuba quedara en ningún momento vacía cuando desocupaba su contenido.

Reloj que obedece la voz del hombre. “En Villafranca ideó una especie de trabuco que se descargaba, por efecto del sol, a las doce en punto. En Murguía hizo funcionar, por espacio de diez años, un reloj de pared al que se le daba cuerda con la sola energía de la voz del profesor al explicar las lecciones a sus discípulos”, dice Olabuenaga.

Un reloj sin cuerdas pero con esfera, que marcaba las horas de un modo continuo y no a saltos.

El Iconotelescopio o Iconoscopio. Según la revista 'El Mundo científico' (el 'Scientific American' español de entonces) el aparato constaba de un transmisor que era una cámara oscura con un fondo formado por una lámina delgada de sulfuro de antimonio y plomo; un receptor, que era otra cámara obscura cuyo fondo estaba formado por un cristal blanco; y por un regulador sincrónico. En teoría, transmitía imágenes de un sitio a otro. ¿Televisor?

El logautógrafo. Un artículo publicado en 'La Luz de Astorga', recogía la noticia de este invento basado en el principio de que es físicamente posible valerse de la energía de la palabra-sonido, para dejarla impresa en el papel. La máquina constaría de varios resonadores, “tantos cuantos sonidos queremos aprovechar en nuestro lenguaje”, dice el biógrafo, que añade que el padre Díez trabajó para aplicarlo a las máquinas de escribir.

-El rotógrato de curvas. También hay constancia de este invento que consistiría en un aparato para crear curvas especiales, ideal para los ingenieros.

-Icocinéfono. Parece haber sido la aplicación del fonógrafo al cinematógrafo. “Pero nos hemos quedado sin conocer las ideas sobre el icocinéfono por haberlas él destruido o entregado a algún aprovechado”, dice Olabuenaga.

Díez Tobar también fundó un gabinete de Historia Natural con cerca de 4.000 objetos y un laboratorio de física, del cual hay imágenes fotográficas. Formó una biblioteca especializada de más de 500 ejemplares de estas materias, y fue esta biblioteca científica la que provocó el rechazo de sus superiores, según los historiadores. Díez Tobar cedió todos sus inventos. Al parecer, patentó uno solo: el rotógrafo. Según Olabuenaga, a lo largo de los años Díez Tobar fue plasmando sus ideas sociales y filosóficas en revistas que él mismo fundó como 'Heraldo del Bierzo' y 'La Juventud Berciana' donde escribió y trató de difundir sus ideas. En una de las conferencias de 1915 titulada 'La Nueva Lengua, la Nueva Escritura y la Nueva Pluma' Díez Tobar defendía la necesidad de emplear una “lengua fácil de entender para todos los sabios, hija de la reflexión y el estudio y resultado de la lógica”, según el historiador Olabuenaga.

Museo de Historia Natural y gabinete de Física fundado por Díez Tobar.
Museo de Historia Natural y gabinete de Física fundado por Díez Tobar.
Museo de Historia Natural y gabinete de Física fundado por Díez Tobar.

¿Cómo se sabe que la historia del cinematógrafo tiene cierta base?

La revista de divulgación 'El Mundo Científico' publicó en su número 568 de 1911 (18 de febrero) una nota que se titulaba “Fragmento de una conferencia sobre la nueva máquina acústica y la música del porvenir, dada en el Colegio de Vilafranca de Bierzo (León) por uno de los profesores”. Aunque no identifica al autor de esta conferencia sobre música ni la fecha, al final de la misma, la revista añadía una nota enigmática que decía: “El conferenciante autoriza con absoluto desinterés a cualquiera de los asistentes para que lleven a la práctica cualquiera de las ideas o conceptos que se encuentren nuevos en sus conferencias. De una de ellas ha salido el cinematógrafo, según consta de testimonios fehacientes. El ingeniero francés A. F. asistió el año 1889 a la conferencia del Cinematógrafo, e inmediatamente, con anuencia del conferenciante, mandó construir en París el aparato. Lumière fue el que hizo las películas; Demeny como Pathé sólo fueron nuevos constructores; Marey fue el primero que se aprovechó de la idea y la aplicó al estudio cinematográfico del vuelo de las aves. De donde resulta que la cuna del cinematógrafo no es Francia, ni los Estados Unidos (Edison) sino España. Pronto se dará la conferencia sobre el iconotelescopio o visión de las imágenes a distancia”. Algunos especialistas discuten las fechas porque en 1889 Díez Tobar solo tendría 21 años. Por eso Olabuenaga piensa que fue en 1892 que, en cualquier caso, también sería una edad muy joven.

El cinematógrafo de Díez Tobar se conservó junto con otros aparatos en el colegio de Villafranca del Bierzo. “Cuando se cerró el colegio me avisó el encargado, Modesto Pascual, de que fuera a recoger las cosas porque necesitaban hacer reformas”, recuerda en una conversación telefónica el hermano Eligio Rivas, de 97 años. “Me traje el cinematógrafo y lo dejé en el museo” (Santuario Nuestra Señora de los Milagros). Según Rivas, también recogió el primer tubo fluorescente, una máquina de escribir especial y el rotógrafo de curvas. Díez Tobar falleció en Madrid el 25 de julio de 1926, a los 58 años. No está muy claro si Díez Tobar destruyó sus documentos o fueron destruidos por otros. Una pariente de Díez Tobar está tratando de reconstruir su vida en un libro que contiene datos inéditos.

Mostrar comentarios