El ejemplo de Dinamarca

Los mejores datos de natalidad de la UE los logran las políticas de conciliación

Muchas mujeres deciden postergar e incluso evitar la maternidad en un mercado de trabajo que penaliza salarialmente el cuidado de hijos. Sin embargo, existen otros modelos que están probando su eficacia.

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Dinamarca logra impulsar la natalidad gracias a sus políticas de conciliación
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La desigualdad entre hombres y mujeres ha ido reduciéndose de forma clara a lo largo del tiempo, pero la brecha de género sigue parasitando las encuestas. La diferencia se percibe sobre todo si se atiende a las cifras de las pensiones. Aunque cada vez es menos frecuente encontrar trabajos donde los varones cobren más por hacer lo mismo que una mujer, la maternidad marca un punto y aparte en la brecha salarial de las personas, ya que sus efectos son especialmente visible en las mujeres que tienen hijos.

Siendo conscientes de esta consecuencia, muchas mujeres deciden postergar e incluso evitar la maternidad, no solo por el impacto que podría tener en su desarrollo profesional, sino porque se verían obligadas a contratar una ayuda, que en ciertos casos es complicado de sufragar. Es una coyuntura que sufre España, donde las ayudas no logran impulsar los nacimientos. No obstante, otros modelos europeos sí están funcionando.

Según una encuesta global de más de 25.000 personas, Dinamarca es la mejor nación para engendrar hijos. La clasificación se basa en cómo los encuestados perciben los países en relación con ocho atributos: preocuparse por los derechos humanos, ser considerado favorable a la familia, su entorno para la igualdad de género, ser considerado feliz, tener igualdad de ingresos, estar seguro y tener sistemas bien desarrollados de educación pública y de salud pública. Los siguientes mejor valorados son Noruega, Suecia, Finlandia y Canadá. 

La brecha de género que surge por la maternidad desincentiva la natalidad

En la misma línea, Dinamarca está considerado el segundo mejor país en calidad de vida. Posee un buen mercado de trabajo, con una ocupación laboral del 74% en personas de entre 15 y 64 años de edad, con una renta por encima de la media de los países del primer mundo. Además, es política y económicamente estable. Toda una serie de características que generan un entorno con la suficiente certidumbre como para lanzarse a la aventura de tener una criatura y que, más allá de la percepción, se refleja en los datos. Así, Dinamarca está entre las tres tasas de natalidad más altas de Europa occidental (10,4) . Una cifra que contrasta con los 7 puntos que marca España. 

¿Por qué la natalidad está en cuestión?

El Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez se elaboró el Informe de Impacto de Género de los Presupuestos Generales de 2022 para mostrar las consecuencias económicas y sociales de tener descendencia. La conclusión fue que la maternidad agudiza la precariedad y la pérdida de ingresos de las mujeres, mientras que la paternidad refuerza las carreras de los hombres. 

Entre los 25 y los 49 años las tasas de empleo de mujeres y hombres sin hijos son muy similares. Pero la cosa cambia cuando hablamos de trabajadoras y trabajadores con hijos, donde los padres tienen una tasa de empleo 18 puntos mayor que las madres. La situación se agrava si hay niños menores de 12 años. Tanto es así que los hombres con dos hijos registran la tasa de empleo más elevada de todos los grupos de edad y sexo: el 89,6%, por encima que los trabajadores sin descendencia. Un fenómeno que para las mujeres ocurre al contrario.

La clave está en el tiempo trabajado y en la discontinuidad de las trayectoria. Son ellas quienes suelen recurrir a excedencias o reducciones jornada en España. Y, lejos de mejorar, resulta que la coyuntura va a peor. Así lo confirman los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), donde se recoge que frente al 2,7% de los hombres, casi el 17% de las mujeres que redujo su tiempo de trabajo en 2021, la hizo para cuidar de niños o, en su defecto, de mayores. Cifra que supone un aumento de dos puntos con respecto a 2020. 

Se trata de un escenario que han identificado prácticamente la totalidad de los países desarrollados. No hay excepción, pues incluso en países muy bien valorados como Dinamarca aparece esta brecha, donde el 80% de la desigualdad económica entre hombres y mujeres se debe al nacimiento de los niños, según los resultados del estudio Niños y Desigualdad de Género: Evidencia de Dinamarca.

La diferencia es que, tanto su Gobierno como las empresas, han puesto en marcha todo un paquete de medidas legislativas que alivian la carga familiar de las mujeres. Si bien ello no conlleva necesariamente un mayor reparto dentro de la pareja, sí que garantiza la existencia de alternativas para que la crianza no recaiga sobre los hombros de las mismas.

Las políticas de conciliación de Dinamarca, a la vanguardia

En el país danés, tanto las bajas por maternidad como las de paternidad son de 52 semanas, sin afectar en absoluto a sus salarios, y las familias son retribuidas con entre 125 y 200 euros por hijo hasta que cumplen la mayoría de edad. La educación de los pequeños es totalmente gratuita e incluso el autobús cuenta con bonos de transporte públicos para que ir a la escuela no suponga ningún coste para los hogares. 

Aunque la educación no es obligatoria hasta los seis años, existe un amplio programa de guarderías públicas y subvencionadas, con las que el Gobierno garantiza una plaza a todos los menores. Si se prefiere no llevar a la criatura a ningún centro, la familia tiene una prestación de unos 5.000 euros anual por niño hasta los tres años, que es lo que costaría de media una guardería.

En la misma línea, el sector privado ofrece jardines de infancia en sus instalaciones cuyo servicio va incluido en el precio o tarifa. Las oficinas de las empresas también suelen comportar este servicio, sin hacer ningún tipo de descuento a los salarios de los trabajadores. Un hábito que pone de relieve la concepción y la cultura de la vida que se tiene en estos territorios, donde los niños simplemente acompañan en el día a día a sus padres y no suponen un estorbo o impedimento.

Frente a lo que ocurre en España, donde un alto número de personas que termina su jornada laboral cerca de la noche. El trabajo en Dinamarca es más concentrado, y eso permite que a las 16.00 horas las madres y padres puedan ir a recoger a sus hijos de las escuelas sin necesidad de recurrir a la parcialidad. Es destacable que la media de horas anuales de un trabajador español es de 1.689 horas al año, mientras que en Dinamarca se dedica unas 1.438 y todos cuentan 20 días anuales para quedarse en casa si sus retoños están enfermos.

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